PETER FRANKL
“Nuestra responsabilidad es la de abrir los corazones y los oídos a la forma real de hacer música”
Este es el segundo año que el pianista húngaro Peter Frankl pasa en Santander participando en el Encuentro de Música y Academia, un certamen que, según sus palabras, “es una maravillosa oportunidad para los jóvenes pues pueden trabajar con grandes profesores en un lugar confortable, interpretar música en un auditorio ‘de locura’ ante mucha gente que acude cada día a la Sala Argenta y además con todas las facilidades imaginables”. Para este reputado pianista los jóvenes músicos “tiene que poner en común piezas muy difíciles en un corto periodo de tiempo” algo que les dará “mucha experiencia para el futuro pues hay ocasiones en la que realmente no tienes tiempo para montar las obras que has de interpretar en directo”.
Frankl sonríe cuando habla y tras sus gafas se esconde una mirada que comunica la bondad y el entusiasmo de un gran maestro. A nuestras preguntas él contesta con una sabiduría y profundidad realmente apasionante. “Todos los alumnos del encuentro son muy profesionales”, prosigue “aunque desde luego que algunas veces la química musical entre ellos no funciona, pero cuando sí sucede es algo maravillosos. Es fascinante poder trabajar con ellos y creo que aprecian la oportunidad de tocar junto a nosotros. Aquí hay profesores que son los mejores instrumentistas del mundo en su especialidad, como es el caso del Radovan Vlatkovic”.
Las enseñanzas de este pianista afincado en Londres tienen una clara intención expresiva. “Quiero incidir en los contenidos emocionales”, nos dice. “Creo que la técnica es importante, pero muchas veces se nos olvida mirar qué es lo que hay entre las notas. Para dar vida a la música es necesario vivirla”. Para él los compositores indican tempo y dinámica sobre la partitura pero, “muchas veces hay que ir más allá y buscar en las raíces mismas del autor. Para un compositor es muy difícil expresar las emociones en una sola palabra como ‘forte’ o ‘piano’. Tienes que conocer el estilo de cada compositor, y cada uno es distinto a los de los demás. Es muy difícil llegar a entender esto por lo que toda nuestra responsabilidad como profesores es la de abrir los corazones y los oídos a la forma real de hacer música para llegar a lo más profundo.
Durante estas semanas, más de ochenta estudiantes de música invitados desde los centros más prestigiosos del mundo comparten sus experiencias en el Conservatorio Jesús de Monasterio. “Están viviendo en camaradería y esto es también parte de su proceso de aprendizaje. Se lo pasan bien y la música tiene que ser disfrute para poder comunicar todo esto. Si no sucede así el público tampoco disfruta”. Esta comunicación ha de comenzar entre los propios músicos, nos comenta Frankl, “si encuentras este tipo de comunicación se proyectará a la audiencia y entonces sucede algo realmente inexplicable, algo eléctrico”, aunque para que esto suceda siempre es bueno encontrar un ambiente ideal. “La acústica de la sala, que no suenen los teléfonos móviles, que no haya ruidos, que el piano esté afinado...”.
“Además”, prosigue Peter Frankl, “ellos tiene que amar lo que hacen. Saben que esta es una profesión muy difícil y que todos no llegarán a ser grandes solistas, pero no importa. Tienen que prepararse en su instrumento pero también en historia de la música, en contrapunto... Todo es muy importante y les ayudará a tener éxito. Muchas veces escuchas a un intérprete con un nivel fantástico pero luego resulta que es nunca ha oído las óperas de Mozart. No se puede tocar a Mozart sin conocer sus óperas.”.
Hay una pregunta que, en estos días, nos gusta plantear a los maestros del Encuentro de Música y Academia. Queremos saber su opinión sobre el futuro de la música clásica en lo que al público se refiere. “Muchas organizaciones están intentando encontrar los caminos para atraer gente a las salas de conciertos. Los directores más carismáticos presentan algunas obras antes de un concierto ilustrando con fragmentos de las mismas al público para que luego sean capaces de identificarlos. Pero esto no es algo nuevo”, nos dice refiriéndose a los ‘Conciertos para Jóvenes’ de Leonard Bernstein. “El público de la música clásica en Europa y América está envejecido”, añade Frankl. “Los jóvenes prefieren ir a conciertos de música pop o a los partidos de fútbol. En cambio en Oriente sucede todo lo contrario; en a Japón o en Corea la gente joven es la que llena los auditorios. Y es que la educación musical en Oriente empieza desde muy pronto para todo el mundo. No todos tienen talento para ser músicos pero sí que están preparados para ir asistir a un concierto”.
Frankl nos confiesa no tener ninguna fórmula para solucionar este problema, aunque ve con buenos ojos la difusión que realizan algunas compañía discográficas. “Casi todo el repertorio está grabado en más de cincuenta versiones distintas, pero la casa discográfica Naxos está editando muchos discos de gran calidad y que son asequibles en precio para cualquier aficionado. Este puede que sea un camino para acercar la música clásica a los jóvenes. El público en general quiere escuchar determinadas obras y no les interesa para nada quien es el que dirige la orquesta”.
Peter Frankl es profesor desde hace muchos años de la Universidad de Yale. “Hay grandes intérpretes que no quiere enseñar. Yo fui uno de ellos”, nos confiesa, “hasta que me di cuenta de que no me gustaba el mercado musical en el que me encontraba. No hice nada para cambiarlo y para limpiar mi conciencia pensé que si yo enseñaba podría mostrar mi punto de vista a los demás: que mis alumnos conocerían cómo siento la música”, por eso a pesar de vivir en Londres acude a Yale seis veces al año, “y me encanta. La escuela de música de Yale no es muy grande –en comparación con otras, que son como fábricas-. Hay tres facultades de piano y somos todos amigos, no tenemos celos entre nosotros y hay grupos reducidos de alumnos.” Frankl se muestra orgulloso de su trabajo y de sus alumnos, tal vez por eso nos comente que él ha recomendado algunos músicos de Yale para venir a este Encuentro. “Lo están haciendo muy bien, y eso me hace muy feliz”.
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