ENTREVISTAS REALIZADAS POR EL MUSICÓLOGO GUSTAVO MORAL ÁLVAREZ

lunes, diciembre 31, 2007

Nota biográfica




Director del proyecto EducArte desde el que se editan materiales didácticos y produce propuestas escénicas para acercar todo tipo de música a niños, jóvenes y mayores (Cómo ir a la ópera... y no morir en el intento, Vivaldi on the Rocks, Mimorias de una orquesta, Los Viajes de Corchea, Cuento Contigo, Rasca y soplo…). Ha estrenado música para diversos medios: ballet, teatro y televisión (Carta de ajuste, Banners, Fuego amigo, Mínimo cuaderno mínimo, Spacio's, Banners). También ha realizado espectáculos audiovisuales y performances en España, Italia, Noruega,  Estonia, Bulgaria, Alemania o Eslovaquia (Beethoven en abierto, Noche de luna y molienda, The End?, En Red, Volando, Welcome to the latest in modern pianos, Too god to be true, That was not the way…) Ha ilustrado libros infantiles y cómics. En el campo de la video creación ha dirigido videoclips musicales,  creado video-instalaciones, producido audiovisuales en vivo para teatro, zarzuela, ópera o conciertos y ediciones en DVD sobre temas de divulgación musical. Colabora como ayudante de dirección en el teatro Campoamor de Oviedo en producciones ópera y zarzuela. Ha sido profesor de música, historia y teatro en E.S.O., miembro del grupo de trabajo internacional Consumer Citizenship Network, en Noruega, y del 'Groupe Express euro-èducation' de la Comisión Europea. Miembro del grupo de música contemporánea Enclaves, ha coordinado el festival de Música Contemporánea y Danza ‘Experimenta XXI’, la revista Encalves y comisariado las actividades y exposición del “Año Jesús de Monasterio”.  También ha sido, durante más de diez años, crítico de música culta, danza y teatro en diversos medios locales y nacionales de prensa escrita.

viernes, septiembre 01, 2006

ERNESTO SCHMIED

“Queremos recoger propuestas de calidad pero raras de ver en los festivales típicos” nos dice Ernesto Schmied, director del Festival de Música Infrecuente que se desarrollará en Santillana del Mar a lo largo del mes de septiembre.

Con la llegada del mes de septiembre la actividad musical de Cantabria, que en julio y agosto es extraordinaria en cuanto a la posibilidad de escuchar conciertos en directo, parece que desaparece. ¿Toda? ¡Toda no!, como dirían los cómic de Asterix: “en Santillana del Mar existe una aldea poblada por irreductibles músicos” que desde hace siete años programan cada sábado de este mes un Festival. Hasta el pasado verano este encuentro se centraba en la Música Antigua, pero en esta nueva edición los presupuestos han cambiado en un paso adelante, hacia el “Festival de Música Infrecuente”.
Hablamos con Ernesto Schmied, director del Festival y músico de reconocido prestigio dentro del campo de música medieval. Su experiencia le hace tener un discurso fluido y las cosas muy claras, tanto sobre la cita de Santillana como del mundo de la interpretación, a todos los niveles. “Hemos decidido traer propuestas más amplias y originales dentro de unos límites de calidad. Es preferible ofrecer algo más ecléctico y de ahí el nuevo nombre de este encuentro: Música Infrecuente”. Ciertamente, revisando la programación de este 2006, nos encontramos con capítulos que se escapan un poco de lo habitual, como el concierto de David Johnstone, que en su programa interpretará estrenos absolutos o arreglos de negros espirituales para violonchelo solo. “Lo que queremos”, prosigue Ernesto Schmied, “es recoger propuestas de calidad pero raras de ver en los festivales típicos”. Para lograrlo ha contado con el “esfuerzo del Ayuntamiento de Santillana del Mar, especialmente de Mar González. Ella ha sido la madrina de todo esto y lo ha llevado adelante contra viento y marea”.
La programación de este punto de ‘Música Infrecuente’ se extenderá a lo largo de todo el mes de septiembre. Cada sábado, a partir de las 9 de la noche –exceptuando la Misa Colombina del sábado 9 que será a las 8- y con un precio de 6 Euros por entrada. “Tras la resaca del Festival Internacional de Santander parece que se quiere cerrar el chiringuito e irse”, nos confía Schmied. “Pero aún queda mucho turismo cultural, visitantes que están ávidos de conciertos. En los últimos años hemos logrado fidelizar a un público que sabe que algo pasa en Santillana los domingos de septiembre. Además desde este Festival pretendemos ofrecer espacios en lugares distintos a los habituales para escuchar música. Como la Iglesia o el Palacio de Caja Cantabria”. El resto de las citas, como suele ser habitual, se desarrollarán en el Claustro de la Colegiata.
La financiación de un encuentro de este tipo siempre es un tema delicado. “Contamos con unos medios justos”, nos confirma su programador. “Hay una dotación económica muy ajustada para pagar prácticamente todo: los viajes de los músicos, sus cachés..., pero este es un festival en el que se cuenta con una especie de ‘buen rollo’ entre los músicos. A ellos les gusta venir aquí porque no hay un lema definido sobre el contenido de los conciertos –el año Mozart, el año Quijote…-, sin razones extra musicales. Esto permite que los intérpretes puedan traer su proyecto atendiendo a inquietudes puramente musicales”. Frente a esta cara Ernesto también nos cuenta alguna que otra cruz. “Hemos intentado contactar con responsables del Año Jubilar Lebaniego desde mediados de marzo, pero desafortunadamente nunca pude ser atendido. No he tenido la posibilidad de obtener respuesta y por motivos burocráticos no se ha podido exponer el proyecto. Imagino que la puerta ya está cerrada, pues el Festival está en marcha. Me gustaría dejar claro que el Año Lebaniego teniendo como única cita cultural este festival, no ha sabido encontrar el puente para entrar en contacto con ella”.
También quisimos conversar con Ernesto Schmied sobre Música Antigua, vista desde dentro. Él es flautista de algunas agrupaciones de prestigio, como ‘Speculum’ o ‘Scordatura’ y sabe bien de lo que habla. “A nivel personal como intérprete de un instrumento siempre encuentras limitaciones. Me encantaría tocar Piazzolla, pero a ver quién se aguanta la flauta de pico tocando un tango”. “La música medieval, en España, ha vivido un tiempo de auge, pero ha ocurrido lo que sucede frecuentemente en este país: nos llegan las cosas tarde pero acumuladas. Se está viendo que en festivales especializados, como el de Flandes o el de Utrecht , que la música de fusión está ganando terreno a la antigua. Hay músicos afganos o iraníes que están haciendo su música clásica o tradicional en estos festivales. Aquí la música antigua no ha llegado a tener su sitio pero ya nos llega la otra corriente”. Otros problemas de este género radican en la falta de apoyo y promoción que tienen las agrupaciones nacionales, “siempre tiene mucha más cabida lo que viene de fuera, y la manera de promocionar un producto interno es dentro del propio país”. Como ejemplo nos propone el modelo de las agrupaciones inglesas, “son tan apreciados porque la BBC y el Britsish Council les han apoyado y subvencionado en su país. No quiero criticar a los programadores y es obvio que no se puede tomar una actitud chovinista, pero se tendría que tener en cuenta a los grupos de aquí”.
Es frecuente que muchos compositores de música contemporánea acerquen sus creaciones, precisamente, a formaciones de música antigua. Algo que, en principio, puede parecer un contrasentido tiene su lógica en este caso: los extremos se tocan. “Muchos creadores se cobijan a nuestro lado porque son rarezas, son las aves raras del corral, los grandes ignorados. Franz Bruggen me decía que el gran problema es que todo el mundo se preocupa de la forma en la que se toca hoy en día a Beethoven. Hoy por hoy esto es absurdo, sobre todo si concentramos todos los esfuerzos en esto cuando los compositores contemporáneos no tienen nada de apoyo. Ellos acaban buscando formaciones ‘raras’ que finalmente les hacen caso”.
“Hay gente que se ha dado cuenta de ésto, de que somos el colectivo más pardillo dentro del mundo de la música. Por ejemplo Javier Rojas se ha inventado una cosa llamada AEGIVE -Asociación Española de Grupos Instrumentales y Vocales Especializados- y ha citado a todo el mundo diciendo que todo el mundo estaba citado. Había que pagar una cantidad de dinero por grupo para tener no se sabe muy bien qué: un status de importancia dentro del mercado laboral, conseguir conciertos que habría que hacer gratuitamente al principio... Y citó a las agrupaciones de música antigua y a contemporánea, a los que no nos comemos una rosca. No llamó a la Sinfónica de Madrid” concluye Ernesto Schmied con mucha ironía.
Adentrándonos en el campo de la interpretación y de las particularidades que a este respecto tiene el repertorio medieval y renacentista, Ernesto nos cuenta “cómo andan las cosas hoy por hoy”. “Ya no se habla de interpretación auténtica, esa era una actitud arrogante, la de ser poseedor de la verdad auténtica. Ahora se habla de ejecuciones históricamente informadas, porque todo lo que hacemos a nivel musical tiene una componente muy fuerte. Hay quien improvisa más, quien menos; los hay que abordan piezas instrumentales cuando estaban escritas para voces… Todo es válido, lo que no debe hacerse es hacerlo mal. Usamos tecnología del siglo XXI, si un concierto se hace al aire libre con amplificación no nos escandalicemos si está bien hecha. En época antigua se usaba la amplificación de las bóvedas”.
Por último Ernesto nos habla de educación, de la formación de un intérprete en un campo tan especializado como el suyo. “Lo más importante es el germen, las ganas que tenga quien sea de recibir una formación sólida en un campo musical. Esto ya es un privilegio. Hoy por hoy la educación, a todos los niveles, está en un estado deplorable. No veo en absoluto el interés que pueda tener que un niño sea impulsado a asistir a un conservatorio impersonal. Es más interesante buscar un maestro, aunque esto suene elitista. Pero la música es algo elitista, diferenciador, personalista: no tiene porque estar al alcance de todos, casi como una secta. No creo que esté mal que el alumno con interés trate de encontrar a alguno de esta secta para estudiar con él. La educación reglada eterniza el aprendizaje. Hay que plantearse lo que se quiere: ser músico o profesor de conservatorio. En el pasado el profesor de armonía era un compositor. Hoy en día hay profesores de armonía que no saben componer. Es como ser escalista de piano y saber hacer solo escalas al piano pero no tocar una sola pieza”.
“A día de hoy muchos más sabemos muy poco, antes unos pocos sabían bastante más. Hay pocos sabios o muchos que ocupan el lugar de esta gente sabia. Por desgracia únicamente por tener un título que les avala. ¿Quién tiene la medida? Yo no querría gobernar, ya lo decía Platón: nadie quiere ser presidente de un país, tendrían que rogarle a alguien con la inteligencia y discreción necesarias para gobernar un país”.

viernes, agosto 11, 2006

PEDRO HALFFTER




“Soy muy optimista, es la única forma que tengo de vivir la vida”

Nos encontramos con Pedro Halffter en una de las terrazas del Hotel Real. Acaba de llegar, prácticamente, de una gira con la Orquesta Sinfónica de Gran Canaria y esa misma noche dirigirá a su “otra formación” estable, la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, dentro del Festival Internacional de Santander. Es un hombre joven pero que, en los últimos años, ha acumulado una experiencia que le hace acreedor de un currículo realmente impresionante. Director de orquesta, intérprete, gestor, compositor… se ha subido al atril de director de decenas de agrupaciones por todo el mundo.

“Estoy muy contento”, nos dice refiriéndose a su gira por Japón. “Hemos tenido seis conciertos repartidos por Tokio, Musashino, Yokohama, Fukushima, y Osaka. Realmente ha sido una experiencia muy positiva para la orquesta que ha supuesto un antes y un después en su historia. Hemos dado ese salto cualitativo que toda orquesta necesita. Las salas de conciertos han estado llenas hasta arriba en todos los conciertos y hemos tenido que dar tres o cuatro propinas cada noche”. Pero tal vez lo que más ha llamado la atención al maestro Halffter ha sido “el afecto por parte del público y la respuesta que ha tenido en los medios de comunicación”, más de cien periodistas han seguido esta gira que, según Pedro Halffter, ha servido “sobre todo para la convivencia de la orquesta y su difusión internacional”.

“Cada país es diferente”, prosigue el maestro. “Estuve también en Japón hace unos meses dirigiendo la New Japan Philarmonic, y es sorprendente el respeto del público en todos los sentidos. Se quedaba aplaudiendo hasta que salía el último músico del escenario, agradeciendo el esfuerzo con un gran respeto. Es gratificante trabajar con orquestas japonesas. Tienen mucha disciplina y están muy sedientos de experiencias diferentes. Conocen y aman profundamente la música occidental y en especial la música española. La reciben con gran interés, deseo de conocimientos y muy abiertos de mente”.

Alemania es otro país que conoce perfectamente el maestro donde ha dirigido grandes agrupaciones en Baviera, Frankfurt, Dortmund, Hannover, Munich, Berlín, Dresde, Stuttgart … “Allí hay mucha tradición del repertorio centroeuropeo, sobre todo alemán y es un placer trabajar con ellos obras de Beethoven, Bruckner, Strauss, Brahms… Pero el repertorio francés, por ejemplo, les resulta nuevo y agradecen que realicemos este tipo de obras”. Como ejemplo nos recuerda cuando dirigió el ‘Preludio a la siesta del Fauno’ de Debussy con la Filarmónica de Stuttgart, “¡llevaban más de veinticinco años sin tocar esta obra!”.

Actualmente Pedro Halffter Caro reparte su tiempo entre la dirección titular de dos orquestas y la dirección artística del Teatro de la Maestranza en Sevilla. “Planteo mi trabajo desde dos puntos de vista”, nos cuenta. “Como intérprete mi ambición es la de intentar crear la mejor música posible acercándonos a la intención del compositor. Como decía Nietzsche ‘la aspiración más alta del ser humano es la cultura’ y ésta es una buena forma de plantearse el trabajo”. Por otro lado, “como gestor debo intentar que al dejar la orquesta con la que trabajo ésta ha de estar a un nivel artístico, de conocimientos, repertorio, gestión, expansión, grabación… superior a cuando empecé”. Esta será su tercera temporada al frente de la Sinfónica de Gran Canarias y la segunda en Sevilla. Su llegada al teatro andaluz estuvo lleno de polémica pero el director de orquesta madrileño parece tener claro su proyecto y forma de trabajar. “Todo cambio produce reacciones, a veces en una dirección y a veces de otra. Sevilla tiene la cualidad de ser un nombre y una marca importante para la cultura española y nuestra meta es convertir la Maestranza en un foco de interés importante, a la altura de Barcelona y Madrid en lo que a ópera se refiere. Queremos estar en ese mismo grupo de teatros y lo estamos logrando con un presupuesto que es seis veces menor que el Teatro Real y con un teatro en obras”. Para ello han logrado crear expectación con estrenos como el de la ‘Lulú’ de Alban Berg la pasada temporada o, dentro unos meses, la que parece ser su apuesta más fuerte, ‘Der Ferne Klang’ de Schreker que inaugurará la siguiente temporada.

En el Teatro de la Maestranza Pedro Halffter desempeña la doble función de director artístico y titular de la Orquesta. “Este proyecto únicamente tenía sentido de esta forma. Sin la buena coordinación artística y de gestión hubiera sido imposible realizar unas temporadas como las que hemos programado para los próximos tres años. El teatro está atravesando una serie de reformas muy importantes. Como único gestor puedo tomar decisiones que a veces favorecen a la orquesta y en otras al teatro. Solo así hemos logrado que del 22 de octubre al 15 de junio haya previstos 90 espectáculos en un teatro que está en obras. Desafortunadamente esto no se ha valorado lo suficiente”.

Parece inevitable que, en un encuentro con Pedro Halffter, no acabemos hablando de su relación y presencia de su padre, el compositor Cristóbal Halffter. Cuando le preguntamos sobre esta relación el joven director de orquesta evidencia la recurrente pregunta. “Esta pregunta me la han hecho muchas veces y nunca sé que contestar. Cada día cambia la percepción de las cosas. Pero tengo claro que el haber nacido en una familia de músicos es una grandísima suerte que me ha dado acceso a experiencias que muchos otros no han podido tener”. Entonces nos habla de haber conocido a Pierre Bolulez, de veranear en la casa de Henze, de jugar con él al fútbol, pero también de “haber hablado con él, de haberle escuchado, sentirle como persona. Nacer entre músicos te hace tener un contacto con la música muy directo y natural. Desde que tengo uso de razón voy a conciertos, es más: no recuerdo cuando escuché música por primera vez de forma consciente. Lo mismo con la interpretación, es una suerte poder tocar un instrumento; he tocado con mi madre todas las sinfonías de Beethoven de Haydn, sonatas para cello y piano y esto es algo muy enriquecedor y positivo”. Pedro Halffter tuvo la oportunidad de conocer, desde muy pequeño, cómo funcionaba una orquesta, como era un ensayo, “lo duro que es este trabajo. La parte negativa está en la asociación que algunas personas pueden hacer de mi carrera con la de mi padre, pero esto es inevitable y también lo asumo como una suerte. Soy feliz de tener el padre y la familia que he tenido”.

Navegando por las múltiples facetas que definen a este personaje esencialmente musical llegamos a la del Pedro Halffter compositor. Hace poco el pianista Iván Martín estrenaba en el Carnegie Hall de Nueva York la última composición de Halffter Caro. “Componer es lo más difícil dentro del mundo de la música, el acto más complejo” asevera el director de orquesta. “Por eso el respeto que tenemos los intérpretes por los compositores. Sin ellos no podríamos vivir y estamos ávidos de encontrar buena música que tocar, poder elegir para que el público pueda disfrutar de música que nunca han oído”. La composición no es algo que ocupe mucho tiempo en su día a día, pero “al llegar a casa siempre queda como trasfondo en el cerebro, una idea grande por detrás que sirve para limpiar el día: la flexibilidad de la pluma haciendo composiciones. Me exige un gran esfuerzo, pero al mismo tiempo me recompensa de una forma enorme. Lo escrito es lo único que queda”.

Acerca del panorama de la música en nuestro país nos desvela la envidia y admiración con la que se mira desde el extranjero la cantidad de orquestas, teatros y auditorios que han ido creándose en nuestro país en los últimos años. “Pero ahora lo importante es mantener estas infraestructuras y llenarlas de una programación interesante. Hay que saber fidelizar al público que va a los conciertos”. Por ello se siente orgulloso de que en Gran Canaria, en los últimos años, se haya incrementado el número de abonados a la temporada de su orquesta. “En un año creció en un 48% la venta de entradas directas. En Gran Canaria hay una ejemplar forma de hacer conciertos didácticos y más de 150.000 alumnos vienen cada año a los conciertos. En Sevilla hemos convertido los ensayos generales en propuestas didácticas y con la ópera hacemos todos los años títulos para niños. No únicamente es importante lo que podamos hacer como gestores sino la faceta educativa, que las instituciones que rodean una orquesta, el gobierno, las concejalías, sean conscientes que de ellos depende el público del futuro”.

Por último quisimos saber cuáles eras las expectativas de Pedro Halffter para el futuro, teniendo en cuenta que, a sus treinta y cinco años, es uno de los directores de orquesta más activos del momento. “Me gustaría poder seguir trabajando tal y como lo hago ahora: llevando un teatro o una orquesta y pudiendo mirar atrás sabiendo que donde yo he estado he realizado una labor positiva para las ciudades o las orquestas con las que estuve. Esa es la garantía de mi trabajo. Soy muy optimista, es la única forma que tengo de vivir la vida, desde la convicción en los valores de la cultura y de la música. Si no creyera en ésto no podría trabajar con tal dedicación y esfuerzo en lo que hago. Disfruto dando los conciertos, organizando, teniendo encuentros con los músicos, interpretando, componiendo, ilusionándome con una partitura que voy a trabajar dentro de tres años y lo intento trasmitir a todos los que tengo alrededor”.

domingo, julio 23, 2006

PAUL NEUBAUER

“Keeping the audience”... Mantener el público es lo más importante para la música clásica, comenta el intérprete de viola estadounidense Paul Neubauer en su paso por el IV Encuentro de Música y Academia.

Uno de los efectos más interesantes de todos cuantos está logrando el Encuentro de Música y Academia de Santander es el de acercar los grandes nombres de la interpretación al público de sala. Normalmente tan sólo un puñado de elegidos dentro de la interpretación pianística, la dirección de orquesta o la lírica son capaces de ocupar un sitio en la memoria colectiva del oyente. Pero la presencia mediática de los profesores del Encuentro, su exhibición pública en conciertos a solo o con sus alumnos, hacen que poco a poco vayamos conociendo nombres propios de grandes figuras de otras disciplinas.

El intérprete de viola Paul Neubauer visita por primera vez este certamen de Música y Academia, del que destaca la oportunidad que esta experiencia le brinda de poder tocar junto a sus alumnos. “Es bonito tocar con ellos”, nos dice, “normalmente impartes master-classes, pero sumar la experiencia de participar en formaciones junto a los alumnos es bueno tanto para mi como para ellos. Cuando interpreto una obra con mis colegas noto que nos conocemos muy bien y que cada uno tiene ideas muy fuertemente asentadas sobre qué es lo que hay que hacer. Es difícil hacer cambios y estás más resignado a ello. En cambio aquí hay libertad y es bueno para los jóvenes estudiantes hacer música con gente que lleva años tocando. La experiencia del profesor les puede servir para aprender o para no querer hacerlo así. En el proceso de enseñanza cada uno decido qué es lo que quiere”.

Imaginamos que casi todos los alumnos que visitan estos días Santander, procedentes de las más prestigiosas escuelas de música de toda Europa, tengan claro su futuro dedicados a la música. “Espero de ellos lo mejor para la música”, nos confía Neubauer. “La clásica es un tipo de música muy profunda y con mucha historia. Se mantiene tras cientos de años frente a otros tipos, como el pop, que desaparece en poco tiempo. ¿Porqué esto es así?”, se pregunta el maestro. “Podemos comparar a Beethoven con Madonna e incluso admirar la voz y lo bien que canta Madonna, ¿pero qué es lo que quedará de sus canciones dentro de un tiempo?. Podemos escuchar música clásica año tras año una y otra vez y la Sinfonía Número 5 de Beethoven siempre se mantendrá”. Paul Neubauer es consciente de los peligros a los que se enfrenta la música clásica en la sociedad actual. “Hay muchas opciones que antes no existían: ordenadores, videojuegos... Compiten con el concierto de música clásica en directo como opción de ocio pero yo espero que nunca desaparezca y que se permitan que el público disfrute con la música. Hay que lograr que el público vaya al menos una vez en su vida a un concierto, si esto sucede es posible que esta persona regrese”.

Recientemente el diario Los Angeles Times dijo de nuestro entrevistado que era “el viola más admirado de este hemisferio”, un instrumento que no siempre es valorado en la justa medida por el público. “Algunas veces este es un instrumento secundario por el papel que le toca desempeñar en las obras”, aclara Neubauer. “En la orquesta normalmente desempeña un papel de relleno entre los graves de cellos y contrabajos y los agudos del violín, pero hay momentos en los que la viola brilla: como en los solos de las sinfonías de Mahler y, desde luego, en muchas composiciones del siglo XX y el XXI. A veces se hacen bromas sobre nuestro instrumento, pero eso es porque se tiene envidia de la calidad, la belleza, la profundidad... del tono de voz humana de la viola”, nos dice al tiempo que imita, entre bromas, el registro agudo de un violín o el grave de un contrabajo.

Paul Neubauer ha actuado con las orquestas más importantes de Estados Unidos, caso de la de Nueva York, Los Angeles, Sanit Louis, Detroit, Dallas o San Francisco. “En Nueva York hay cinco o diez conciertos cada día, pero se nota cierta crisis en el terreno de la clásica. Algunas orquestas empiezan a tener serios problemas y todo parte de la necesidad de mantener el público –keeping the audiencie-. Cuando la economía va mal, la gente deja de dar dinero para música clásica y el público disminuye, se aprietan el cinturón. La situación económica siempre afecta al arte, todo el mundo tiene que vivir, y los músicos también. Si no se hacen conciertos por falta de dinero, se reducirá aún más el número de público en la salas”.

Recientemente Neubauer ha grabado un disco en el que se incluyen composiciones escritas especialmente para él. Obras como ‘Viola Raphsody’ de Henri Lazarof o ‘Wild Purple’, de la compositora Joan Tower y que podrán escuchar en el concierto que este intérprete ofrecerá en la Sala Argenta del Palacio de Festivales este mismo viernes. “Es la primera obra que esta autora escribe para viola”, continúa diciendo Paul Neubauer. “Tras la publicación de la partitura ella modificó en varios ocasiones la obra, de tal forma que es distinta la que está grabada a la que se editó en partitura”, concluye haciendo referencia al papel que él mismo tuvo en la evolución de esta pieza.

Acerca del comercio musical y el mercado discográfico de la música clásica Neubauer tiene claro que no es un negocio pensado para ganar dinero. “Se pierde dinero con las grabaciones de clásica, más aún en estos tiempos en los que sufren pérdidas hasta las grabaciones de pop. La gente roba canciones en Internet cada día y todo está cambiando de una forma muy rápida. Las grabaciones de clásica funcionan casi como una tarjeta de presentación pero nunca serán lo mismo que asistir a un concierto”. Su tarjeta de visita particular nos la deja al terminar nuestro encuentro. “Cuando toco la viola quiero incidir en el público, hacerles sentir felicidad o tristeza... que sientan emociones”.

viernes, agosto 05, 2005

RAMZI YASSA


“Cuando hablas de Santander fuera de España te das cuenta del nombre que tiene su concurso”, nos dice Ramzi Yassa, ganador del Concurso de Piano en el año 1977 y actualmente miembro del jurado en la edición número XV.

Ramzi Yassa fue el ganador del Concurso Internacional de Piano de Santander allá por el año 1977. Han pasado casi tres décadas y el pianista egipcio ahora forma parte del jurado que, esta misma tarde, dará a conocer el nombre del ganador de la edición XV de este prestigiosos concurso. Hace unos días una integrante del público se acercó a él para pedir que le firmara un autógrafo en el mismo programa que firmara años atrás cuando ganó el concurso. Antes de comenzar nuestra entrevista, en un tono más informal, Yassa recuerda la fotografía que él tuvo que tomarse “a toda prisa, en un fotomatón de París” para presentarla al concurso y que acabó saliendo publicada en ALERTA tras su triunfo, “solo faltaba un ‘Se buca’ debajo”, nos dice entre risas.

En un tono más serio nos confiesa que ha “tenido la oportunidad de seguir el progreso del concurso en los últimos años” visitando en diferentes ocasiones Santander y apreciando “la forma en la que este proyecto ha tenido un fantástico crecimiento en un periodo corto de tiempo. Me doy cuenta de su trayectoria al ver la gran calidad de los concursantes y el programa que tienen que tocar que se ha convertido en uno muy difícil y demandado por muchos pianistas. El Concurso de Santander es una de los mayores del mundo y cuando hablas de esta ciudad fuera de España es cuando descubres del nombre que tiene el concurso que se ha convertido en uno muy respetado e imprescindible. “Hay una expresión que habla de ‘historias de éxito’ y creo que este concurso es una de ellas. Algunos concursos son lo mismo que eran hace veinte años, pero en Santander todo ha cambiando para lograr crecer, hacerlo mejor, ofrecer a los participantes las mejores condiciones para trabajar y conseguir una gran carrera”.

Hablando del papel de los concursos, a un nivel más general, en la carrera de un pianista Ramzi Yassa cree “puedes encontrar argumentos a favor y otros en contra. Creo que es una buena forma de dejar que los pianistas se hagan a sí mismos, muestren su nombre a los medios de comunicación y a los miembros del jurado. Siguen ayudando mucho a los pianistas jóvenes. Pero el contexto de la música hace cada vez más difícil, para el ganador de un concurso, hacer una carrera profesional. Hace quince años había menos concursos pero ahora hay muchos grandes pianistas que aparecen cada año y el público no crece a la misma velocidad. Este es el verdadero problema. Se multiplica el número de los jóvenes intérpretes pero el público no crece”, una situación que, para Yassa, no sucede en España donde hay cada vez “nuevos y mejores salas de conciertos. La calidad es realmente impresionante y puedes encontrar en ciudades pequeñas infraestructuras que no hay en grandes capitales de otros países, y esto ayuda a buscar nuevo público”.

Hablamos con Yassa sobre la “edad ideal” para lograr un Gran Premio como el de Santander, un aspecto de actualidad cada vez que hablamos de un concurso de este estilo. “Creo que en la música, en general, encontrar el momento oportuno para cada cosa es algo importante. Cuando un pianista obtiene un premio puede ser decisivo para su futuro, si es demasiado pronto no se obtendrá el máximo de las oportunidades que se le ofrecen. Pero no es una cuestión estática de edad, sino de madurez. Si el pianista está maduro para comenzar su carrera y esto puede suceder con 18 o con 25. Es bueno lograr una oportunidad así cuando estás preparado para ello, con repertorio suficiente, con la experiencia necesaria...”. Nos habla de muchos concursantes, como el caso de Pollini “que no quiso comenzar su carrera al ganar el premio Chopin sino construirla poco a poco”.

También nos habló sobre el papel del jurado en un concurso. “Estamos invitados para expresar nuestra opinión sobre los participantes, no para decir quién es el mejor. Después de todas las sesiones decidimos cuales nos gustan tras haberles escuchado varias veces. Cada uno tiene sus preferencias pero no se trata de un juicio sino de una opinión. Si el nombre de algún concursante no está entre mis favoritos eso no quiere decir que sea malo, sino que no ha dado la mejor imagen de sí mismo en este concurso. Tienes que escoger y algunas veces es muy difícil, puede que sólo quede una plaza pero te gusten dos pianistas.” Quisimos saber si podíamos calificar a este jurado como “muy pianístico”, al estar integrado fundamentalmente por intérpretes de este instrumento. Ramzi Yassa nos dijo que “no son solamente pianistas. También tocan regularmente música de cámara, algunos son directores de orquesta o han escrito libros sobre música. Sería bueno tener otro tipo de opiniones, pero en el caso de este jurado no podemos considerarlo como únicamente de pianistas”.

Por último Ramzi Yassa nos cuenta un chiste para quitar cierto fuego al tema de los teléfonos móviles que, insistentemente han sonado estos días durante los conciertos del Concurso Internacional de Piano de Santander. “Un profesor preguntaba a sus alumnos por Mozart, Beethoven, Rossini, y todos estaban de acuerdo en que eran grande compositores. ¿Qué es lo que tienen en común? Uno de los alumnos respondió que todos ellos habían compuesto música para teléfonos móviles”. Para el futuro Yassa confía en que se encuentre un sistema que impida estas interrupciones, hasta el momento “lo único que se puede hacer es recordar, segundos antes de que dé comienzo el concierto, que se apaguen los móviles. Y aún así, siempre habrá alguno que se olvide”.

viernes, julio 29, 2005

ALBERT ATTENELLE

“Buscamos a alguien capaz de dejar huella en el oyente”, nos dice Albert Attenelle, pianista y miembro del jurado del XV Concurso de Piano de Santander Paloma O’Shea.

El Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O’Shea no sólo trae a Cantabriaun buen número de futuras promesas del piano participando en la competición. También nos presenta un jurado integrado por grandes músicos y primeras figuras de la interpretación pianística que, bajo la dirección del, permítanme la redundancia, director de orquesta Ros-Marbà, tienen en sus manos la tarea de buscar, que no implica encontrar, un Gran Premio para esta XV edición.

En la primera jornada de “reflexión y descanso” que se produjo el pasado jueves, entre el final de la primera fase y el comienzo de la segunda, algunos de los miembros del citado jurado acudieron a visitar Santillana del Mar, la neocueva de Altamira o a la corrida de rejones en el Coso de Cuatro Caminos. Pero para el pianista y pedagogo catalán Albert Attenelle no hay momento para el respiro y quiso aprovechar este día para ensayar su próximo concierto, “toco a mediados de agosto la Suite Iberia de Albéniz, y eso no te permite ni un solo descanso”. Al comienzo de la jornada nos encontramos con él en el Hotel Real donde se hospedan los miembros del jurado y arrancamos unos minutos de su tiempo para hablar, claro está, del concurso.

“A veces es inevitable usar la palabra competición”, nos dice el pianista catalán cuando nosotros empleamos ese término en nuestra pregunta. “De hecho lo es en parte, pero no se busca a quien va más rápido o al que toque más fuerte sino a un verdadero músico. Hay momentos del concurso que sí son una competición, como las eliminatorias, donde se discierne quienes serán futuros instrumentistas con algo que decir en la música”. Los concursos, para Attenelle, “siguen siendo una herramienta imprescindible para dar a conocer a la gente, son descubridores de talentos.”

La búsqueda del jurado, para Albert Attenelle, está centrada en “alguien con la solvencia instrumental de primer orden que además sea artista: que cuando actúe comunique no sólo reproduzca. Se puede excusar un fallo pero no que una actuación no tenga un significado, capacidad de comunicación e interés artístico. Hay músicos con una preparación técnica admirable pero que no causan mayores huellas y buscamos a alguien capaz de dejar huella en el oyente”. Aunque entre los miembros del jurado, “cada cual, con su criterio, actúa y decide”. Las votaciones son secretas y únicamente dos personas tienen toda la información, una medida que da limpieza al proceso y evita que se creen favoritos. “No sabemos ni tan siquiera los que han pasado cuantos votos tenían, no hay que condicionarse por nada”.

El propio pianista sabe perfectamente lo que es presentarse, y ganar, un gran concurso. En su palmarés encontramos, además de premios en Río de Janeiro o Portugal, la distinción más alta lograda por un músico español en el prestigioso Reine Elisabeth de Bélgica. “Desde que yo era concursante, lo único que parece que ha cambiado es el número de gente que se dedica a tocar instrumentos”, nos dice refiriéndose al “despertar de China” y de otros muchos “países que entonces estaban de espaldas a la música occidental”. Una incorporación de “estudiantes disciplinados” en lo que a número se refiere, pues “la esencia de un concurso sigue siendo la misma, cazar talentos y buscar a los que en el futuro puedan llenar huecos y aportar presencias importantes”. Comparando ambas situaciones, la de concursante y la de jurado, nos dice que “son radicalmente distintas”, pero “las dos son incómodas. Cuando eres participante el trabajo de meses pende de un hilo y te lo juegas en un instante, de jurado pesa la responsabilidad porque te acuerdas de tu experiencia y piensas que un voto te puedas cargar mucho trabajo”.

El concurso de Santander es uno de los más importantes del mundo, según Attenelle, una categoría que se obtiene gracias a muchos elementos como “la selección del jurado que se encarga de difundir la calidad del concurso, logrando que haya más participantes interesados y de mejor nivel. Es una bola de nieve que si se empieza bien acaba mejor”.

En las primeras jornadas del concurso, abiertas al público, el siempre respetable ha sido protagonista por diversos motivos. Por un lado gracias a su constante presencia y apoyo, por otro, menos afortunado, por ciertos teléfonos móviles sonando o salidas de sala muy a destiempo. “Es un mal inevitable”, afirma Attenelle. “Estoy sorprendido de ver la participación de la gente y a pesar de algún incidente, la devoción con la que siguen las pruebas. Es un porcentaje mínimo el de alguien que se despista o que tiene ganas de marcharse, en cambio los beneficios son muchos, se crea en la sala un ambiente de concierto en lugar del de una competición”.

Además de intérprete Albert Attenelle dedica gran parte de su tiempo a la docencia. Muchos son los pianistas que se han formado junto a él, siendo fundador y director de la Escola de Música de Barcelona. “La enseñanza es un complemento absoluto a mi carrera”, nos dice al respecto. “Lo que vamos absorbiendo a lo largo de los años tampoco tiene que ser para uso y disfrute particular sino que tiene que ser algo que pasemos a otras generaciones. He conocido grandes maestros que han dedicado parte de su tiempo a pasarme información, ánimos y entusiasmo”, comenta refiriéndose a Frank Marshall, que le trasmitió el legado de la escuela calata que se remonta a Ricardo Viñes y Enrique Granados. “Soy una pieza más de este engranaje y trato de trasmitirlo a aquellos que se acercan a mi aula. Hay pocos artistas que omitan este tipo de trabajo”.

Una obligación que él también tiene contraída para con la música contemporánea. “Hemos de difundir la música de nuestra gente. Si yo doy un concierto, ¿porqué un compositor no va a poder mostrar su obra?”. De hecho él fue el responsable de la primera audición de la ‘Música callada’ de Mompou o de interpretaciones de los conciertos para piano y orquesta de Luis de Pablo, Gerhard o Montsalvatge. “He intentado estar cerca de ellos. Los compositores son los primeros que te abren los brazos, pero sigue habiendo un rechazo considerable en muchos estamentos del público hacia esta música”. Como ejemplo nos pone una situación bien reciente. “Mi mujer está aquí en Santander y acude al concurso como público. El otro día me comentaba divertida que un grupo de señoras decían que iba a escuchar la siguiente pieza y que después se marcharían pues venía la ‘obra contemporánea’”.

Para Attenelle parte de la culpa de esta separación entre la música contemporánea y el público está en la propia historia de la composición. “La creación siempre ha ido por delante de la sociedad y la música ha sufrido decenios de aislamiento e incomprensión y en parte se lo ha buscado. Los promotores de conciertos quieren llenar las salas y según lo que toques o no se llena la sala o la gente no sale contenta. Esto para un intérprete es perjudicial pero también hay que comprometerse y no tocar únicamente a Brahms o a Beethoven”.

jueves, julio 21, 2005

ELDAR BEBOLSIN


“El premio del Concurso de Santander me llegó temprano” dice Eldar Nebolsin, que estos días ha participado en el Encuentro de Música y Academia de Santander como profesor.

El pasado miércoles la Sala Pereda acogió el, tal vez, concierto más multitudinario de los celebrados en este escenario dentro del Encuentro de Música y Academia de Santander. Un llenazo absoluto, incluso con parte del público que se quedó sin poder entrar en la sala, probablemente motivado por la participación del pianista Eldar Nebolsin, especialmente apreciado en Santander tras su triunfo en el XI Concurso Internacional de Santander en el año 1992. El en aquel entonces joven promesa del piano regresó este verano a Cantabria como profesor del Encuentro que ayer mismo llegaba a su fin. “Estuve hace dos años tocando un recital ”, nos dice “y esta es la primera vez en la que soy profesor. La experiencia ha sido muy positiva, el trabajo interesante y yo mismo he aprendido mucho al tener que tocar con alumnos y profesores”. Aunque echa de menos haber tenido “más tiempo para trabajar las obras a conciencia, no estoy acostumbrado a preparar una obra en tres o cuatro días y a veces me he sentido un poco chapucero con mi trabajo”.

“Creo que el programa está un poco cargado”, prosigue el pianista nacido en Uzbekistán pero que habla el español a la perfección, “yo me he agobiado un poco y no soy de los que más ha participado. Hay chavales que han tocado obras, que no habían tocado nunca antes, diferentes cada día. Pero de cualquier modo esta es una oportunidad magnífica para aprender más cosas y para compartir puntos de vista”.

Su opinión acerca de los Concursos de Piano, ahora que se aproxima el de Santander, es crítica con su esencia. “Un concurso no es el medio ideal para salir adelante”, sentencia, aunque es algo “inevitable. Ojalá no hubiera concursos: es muy difícil para el jurado decidir quién es el mejor. La música no es un arte objetivo como lo pueden ser las matemáticas. Las concursos son una aproximación a la media, algo que perjudica bastante al arte y a la creatividad”. Pero hablando en términos prácticos “para un joven músico al que no conoce nadie este es el único medio que tiene de darse a conocer, los concursos te pueden garantizar tu futuro”. Aunque Nebolsin advierte que ganar un gran premio no garantiza, para nada, la carrera de un joven pianista. “El triunfo actual de una persona de 18 o 19 años no es una garantía de que en cinco años va a seguir una determinada trayectoria, puede que en dos años toquen mejor o puede que lo hagan mucho peor”.

Para demostrarnos que de un Concurso no tiene por qué salir un gran pianista Eldar Nebolsin se refiere a cuestiones estadística, “hay 15 o 20 grandes concursos cada año con otros tantos primeros premios. Simplemente por ser tantos es imposible que todos tengan una carrera asegurada”. A todo esto hay que añadirle que en la competición no siempre se miden cuestiones musicales. “Son una especie de prueba de nervios, muchos de los grandes artistas de la actualidad no soportarían la presión de un concurso y sin embargo están en el escenario. Puede que una personalidad frágil, delicada y sensible esté mucho más acorde con una expresión artística y con la creatividad, pero esta misma sensibilidad hace que en una situación como la del concurso una persona así pueda perder puntos en comparación con otra que tenga los nervios de acero”.

La conclusión, tras estos minutos de charla, es la esperada. “El premio del Concurso de Santander me llegó temprano, es muy difícil con 17 años afrontar 40 o 50 conciertos años sin tener la madurez emocional, técnica e incluso física necesaria. Es cierto que también me ha beneficiado en muchos aspectos pero ahora soy consciente de que si lo hubiera ganado tres o cuatro años más tarde hubiera sido mejor en todos los sentidos”.

Hace unas semanas Nebolsin ganó un nuevo concurso de piano, esta vez el Primer Premio y el Premio a la mejor interpretación del Concierto de Mozart en el recién creado Concurso Internacional de Piano Sviatoslav Richter. “Se ha hecho un certamen bajo un concepto diferente a lo conocido hasta ahora. La edad mínima para presentarse es de 23 años y no hay una edad máxima, por lo que participaron personas de hasta cincuenta y ocho años. No buscaban intérpretes jóvenes con un potencial interesante sino gente formada musicalmente con mucho que aportar en un sentido creativo”.

Actualmente, Eldar Nebolsin reside en España donde, además de su actividad de conciertos y recitales, imparte clases de Música de Cámara en la Escuela Superior de Música Reina Sofía y en el Conservatorio Superior de Música de San Sebastián Musikene, dos centros de enseñanza que se alejan del modelo “oficial” de los Conservatorio de Música. “Nunca he trabajado en un conservatorio y desconozco este campo, pero tanto Musikene como en la Escuela de Madrid se basan en un concepto diferente: tratamos dar a los alumnos lo que necesiten independientemente del plan oficial que ofrezca el Gobierno. Ambos centros tienen algo en común: invitan a profesores de renombre sin que tengan que aprobar unas oposiciones por puntos para impartir clases. Músicos que han demostrado su valía en sus conciertos. No podríamos pedir que Zakhar Bron o Bashkirov hicieran un examen, pero si ellos quisieran enseñar en un centro oficial tendrían que hacer oposiciones y seguro que no las pasaban. Es un sistema demasiado cuadrado, yo mismo estuve a punto de hacer una de estas oposiciones, pero gracia a Dios al final no la hice”, nos dice mientras sonríe. “Este es un aspecto que habría que revisar a fondo, no se pueden aplicar fórmulas matemáticas para juzgar a una persona en su creatividad”.

Nebolsin combina su tiempo entre la enseñanza y la música práctica, “tal vez pase más tiempo enseñando”. Una actividad que le reporta grandes satisfacciones, aunque prefiere cuando es él que el toca. “La enseñanza no depende únicamente de ti sino también de los alumnos que tengas. Si tienes estudiantes que responden bien, que puedan captar lo que quieras trasmitir lo disfrutas mucho, pero si no responden es algo muy frustrante. Cuando estas tocando dependes de ti mismo”.

Eldar Nebolsin se incorpora los próximos días al Festival Internacional de Música de Zumaia como profesor de piano, después regresará a Santander para la final del Concurso de Piano y luego tendrá que abordar un par de conciertos que le quedan hasta poder tomar unas vacaciones “a mediados de Agosto”.