ENTREVISTAS REALIZADAS POR EL MUSICÓLOGO GUSTAVO MORAL ÁLVAREZ

martes, julio 29, 2003

ESTEBAN SANZ VÉLEZ

“Estamos preparados para cantar lo que sea necesario”

El Festival Internacional de Santander comienza el próximo viernes la andadura de su edición de 2003 con la puesta en escena de la ópera de Verdi ‘Simón Boccanegra’. Para esta nueva producción, además de grandes nombres de la lírica mundial como Cristina Gallardo-Domas o Roberto Scandiuzzi, se cuenta con la participación del Coro Lírico de Cantabria. Una formación estable con más de siete años de vida y a la que, poco a poco, hemos ido viendo crecer al compás marcado por las producciones de ópera y zarzuela del Palacio de Festivales. Coincidiendo con su estreno ‘festivalero’ se ha presentado su página web –www.coroliricodecantabria.com-, una iniciativa que viene a abalar el buen momento por el que pasa la formación vocal cántabra y el deseo de todos sus miembros de proseguir una trayectoria creciente y asentarse como una institución musical de auténtica referencia.

“El coro en estos momentos está afrontando un reto especial”, nos confirma Esteban Sanz Vélez, director del coro desde su fundación, “la participación por primera vez en el Festival Internacional de Santander abre una etapa nueva tras el año pasado en el que tuvimos poca actividad. Volvemos a retomar la marcha y esperamos que para dar un nuevo empujón”. Su participación en el F.I.S. se realiza a modo de ‘segundo coro’, compartiendo escenario con el Coro Filarmónico de Cluj. “Esperamos nuestra participación en el Festival se produzca, a partir de ahora, de manera regular. Esto sería algo estupendo”, nos confiesa Sanz Vélez calificando la experiencia como “un verdadero estímulo para todos; se cuenta con nosotros para participar en un montaje profesional junto a un coro excelente y demostraremos que podemos cubrir el expediente sin ningún problema”.

La sensación reinante, frente a las habituales colaboraciones del Coro Lírico de Cantabria en las producciones del Palacio de Festivales es que “aquí los ensayos van más apretados, hay menos espacio para la producción. En el Palacio tenemos más tiempo para montar todo y el trabajo es más detallado. Pero en ambos casos trabajamos de una forma similar”.

La categoría musical de la agrupación vocal cántabra ha logrado superar retos importantes desde que se fundara en el año 1996, pero para Esteban Sanz Vélez “se debería promocionar más el Coro Lírico de Cantabria y lograr el espaldarazo definitivo que necesita”, revindicando “más apoyo institucional” y que “se valore lo que significa tener un coro de estar características en nuestra región”. La petición es clara y el destinatario también lo es. “Necesitamos que desde el los más altos estamentos, desde el Gobierno de Cantabra, se tenga una visión más de conjunto de todo esto, considerándonos una formación no únicamente para las necesidades puntuales. Los coralistas echan toda la carne en el asador y el Palacio es consciente de que tenemos que existir como tal y nos apoya. Pero ya estamos preparados para cantar de segundo coro, de primero, en una ópera, en un oratorio o en lo que sea necesario”.

Un análisis más detallado del devenir musical de esta agrupación revela un momento de crisis en la temporada del año 2002, según nos cuenta el propio Esteban Sanz Vélez. “Tras siete años creciendo sufrimos un momento bajo por la escasez de programación, sobre si lo comparamos con lo sucedido en el año 2001 en el que, con el décimo aniversario del Palacio de Festivales, trabajamos mucho más. Después de una primera etapa siempre viene una segunda, con un nuevo empujón lograremos que el coro llegue más alto”. Y dentro de estas intenciones está la publicación de su página web, que incluye un boletín que, de forma gratuita, informará a quien lo desee de las última novedades y actualidad del coro. “Queremos mover más el coro, que se conozca bien y que haya nuevos miembros para afrontar mayores retos”.

San Vélez también reclama la integración de nuevos cantantes dentro del coro. “En el momento en los que tenemos mucha programación la gente del coro se quema; supone mucho sacrificio montar una ópera y hace falta tener un coro amplio para poder repartir y que cada uno cante unas óperas y otras no. Hacen falta voces jóvenes”. Un llamamiento a todos los interesados que podrán encontrar “no solo la experiencia de poder cantar en un coro sino también participar en montajes profesionales, cantando con gente profesional, con orquesta...” Pero hay un problema de desconocimiento por parte de los interesados, “no se sabe que esto puede ser una aventura muy grande”.

Para terminar, y con la sana intención por nuestra parte de meter una vez más el dedo en la llaga, preguntamos a Esteban sobre la necesidad de una Orquesta de Cantabria como complemento al Coro Lírico de Cantabria. “Al coro no le hace falta una orquesta, es a Cantabria a quien le hace falta. Y le hace falta como el comer. Ya se que esta es una cuestión política de echar cuentas y número, pero hace que tener una visión amplia del asunto y una orquesta es imprescindible. Cueste lo que cueste. No hay que argumentar mucho: está clarísimo”.

sábado, julio 26, 2003

CRISTINA GALLARDO DOMÁS

“Cuando canto Puccini siento como si me conectara a Internet”

A Cristina Gallardo-Domas la conocimos en directo en el Festival Internacional de Santander de hace tres veranos formando parte de la versión en concierto del ‘Fausto’ de Gounod para repetir al año siguiente con el ‘Stabat Mater’ rosiniano. Ahora vuelve a nuestra tierra y al Festival Internacional de Santander pero, por primera vez, para representar una ópera escénica: Simón Boccanegra de Verdi dentro de la jornada inaugural de la 52 edición del F.I.S.

“El público de Santander es muy acogedor y muy entusiasta”, recuerda de sus anteriores visitas la soprano nacida en Chile, “aunque no sé cual será su reacción en una ópera representada, este suele ser un público distinto del que habitualmente va a conciertos. Es cosa de gustos: los hay que prefieren el concierto, otros el ballet y los hay que disfrutan fundamentalmente con la ópera. Son distintas manifestaciones artísticas y esto provoca distintas reacciones por parte del público. Desde el escenario se nota cierta diferencia”. Para Gallardo-Domas el público que acude a un concierto es “más formal, más recatado si queremos llamarlo así, analiza mejor lo que está sucediendo y tiene otra predisposición al espectáculo”. En cambio el habitual en la ópera “es más extrovertido, conoce bien los argumentos y se pueden exprimir más detalles. También están los que buscan las notas agudos y otros detalles que en el fondo son anecdóticos”. Incluso reconoce que hay diferencia en las forma de vestir entre ambos tipos de espectador. “Al de la opera le gusta ir más cuidado de su ropa, el de un concierto es más casual, con el programa en la mano...”.

Nos ha recibido en el jardín de su residencia estas semanas en Santander, en el Sardinero. Hace calor y ‘Dama’, una perrita diminuta propiedad de la artista, corretea divertida por el césped recién cortado. “La ciudad me parece maravillosa, lástima que el tiempo esté siempre en continuo cambio. Esto es algo que siempre pone algo nerviosos a los cantantes”.

Ella será Amelia Grimaldi en este Boccanegra, una ópera en la que el mar tiene un papel importante. “Esta ciudad se presa muchísimo a esta ópera, el poco mar que no tenemos en el escenario lo tenemos fuera”, nos comenta. Sobre la propuesta que abrirá el próximo uno de agosto en la Sala Argenta considera que “pocas veces se encuentra un reparto como el que se ha juntado para este Simón, tan compacto, tan íntegro, tan unido. Todo el mundo se llama Roberto en esta ópera”, nos dice refiriéndose a Roberto Frontali, Roberto Aronica y Roberto Scandiuzzi sus compañeros en el escenario, “todos somos viejos colegas y hemos compartido muchas tablas. Se está creando en el escenario ‘otra espuma’, un sabor muy compenetrado entre todos”. Pero a pesar de todo no deja de encontrar algún inconveniente en esta nueva producción verdiana. “Es la cuarta vez que hago Boccanegra, y la impresión que ahora tengo es que tal vez esta sea la que tiene un enfoque más superficial en cuanto a los personajes. Esta es una obra en la que el contenido es muy complicado y tal vez se esté complicando un poco más”. Aunque reconoce que entre todos están intentando “buscar la lógica dentro de lo ilógico. Hoy por hoy los directores de escena hacen un poco lo que les viene en mente buscan la lógica a situaciones que no se prestan a determinados motivos”.

Su voz ha sonado, y sonará en los próximos años, en los teatros más importantes del mundo. Desde la Scala de Milán al Metropolitan Opera Hause de Nueva York la agenda de Cristina Gallardo-Domas tiene fechas cerradas hasta el año 2008. “La ópera tiene la franquicia de poder ser un drama, un teatro cantado que envuelve un cierto enlace de situaciones. Por ese motivo creo que apoyarse sobre todo lo que es la articulación del texto son cosas que favorecen a lo que es la emisión de la voz, los colores del mismo”, dice Gallardo-Domas cuando nos interesamos sobre sus sensaciones sobre el escenario. “Es como pintar un cuadro”, prosigue, “al que das colores y vas vistiendo de acuerdo con el personaje en cuestión. Así se construyen mis personajes y así también es Amelia. En el trabajo junto al director de orquesta buscamos matices, tomando ideas e indagamos en nuevos enfoques al mismo personaje”.

Dicen los entendidos que la voz de María Gallardo-Domas nada tiene que envidiar a la de grandes divas como Millena Freni. Como en el caso de aquella, la soprano chilena encuentra una relación especial con las ópera de Puccini. “Ha marcado mucho mi repertorio”, nos confiesa. “son obras con un verismo muy grande, una interpretación fuerte y mucho, mucho drama”, características que no encuentra en otros compositores de una forma “tan real. En el caso de Verdi suelen ser dramas de contexto histórico, pero Puccini es realismo puro y esto permite dar un carisma propio a cada personaje. Además Puccini ha legado grandes protagonistas femeninas, distintos dolores, diversas experiencias pero en un contexto muy social, casi la evolución del enfoque de la misma mujer a lo largo del tiempo”. Precisamente eso es lo que “me ha favorecido” sintiéndose al interpretar un rol en una ópera de Puccini “casi como si me conectara a Internet, una conexión directa. No tengo que hacer grandes esfuerzos para ver qué es lo que el compositor ha querido decir. Puccini lo escribe todo en bandeja, desde un punto de vista musical y escénico. Yo me dejo llevar por el instinto del momento en cada representación”.

Poco a poco la charla ha dejado de ser distante y tras algunas preguntas en las que Cristina Gallardo-Domas parecía responder a cuestiones no formuladas, la comunicación se sucede ahora de forma fluida. ‘Dama’ ha dejado de corretear y juega con la hija de la soprano, también en Santander. “Creo que hoy por hoy es muy difícil llegar a adquirir una técnica que te dé herramientas para distintos tipos de repertorio”, nos cuenta Gallardo-Domas. Queremos saber si tiene previsto modificar su repertorio actual. “He cantado obras veristas pero también repertorio francés y ‘bel canto’. Sobre esto último tipo de repertorio me gustaría poder incursionar cada vez más, me siento muy cómoda en él”. Tampoco desprecia la oportunidad de cantar papeles escritos por Mozart. “Dicen que es un bálsamo para las cuerdas y creo que Mozart entrará en mi repertorio en roles como la Elvira en ‘Don Giovanni’ o Fiordiligi de ‘Cosi fan tutte’.Será como un poco de dieta para librarse de las toxinas o algo así”.

Muchas de sus actuaciones están disponibles en disco compacto o DVD. “Actualmente más que en el estudio se está grabando todo en vivo”, nos confirma a este respecto. “La grabación de la ‘Madama Butterfly’ que hice en el Coven Garden fue un proyecto que se congeló por la guerra de Irak. Pero también saldrán al mercado un ‘Boheme’ que haré en París junto a Marcelo Álvarez y también la que hicimos en La Scala en febrero de este año”. Dentro de los proyectos de estudio se encuentran algunos recitales de voz y piano, “pero puedo confirmarlo todo, hay muchas grabaciones que suceden de improviso, en el camino”.

De momento entre este año y el próximo 2004 se la podrá ver París, Viena y Nueva York –‘La Boheme’-, Milán o Los Ángeles. Aunque su actuación más próxima tendrá lugar en Santander. “En estos tiempos de desamparo el arte es como un conducto donde se puede trasmitir sentimiento. En el caso de Boccanegra tenemos una complejidad muy fuerte de sentimientos que tiene que ver con estos días: conflictos políticos, amores que van surgiendo, sentimientos que aparecen”.

viernes, julio 25, 2003

PETER CSABA

“Las actividades musicales tendrían que ser lo importante, no el comercio con la música”

Los lectores habituales de nuestro periódico y en especial de la sección dominical ‘De Música’ sabrán que desde hace meses realizamos una serie de ‘Preguntas indiscretas’ a diversos personajes del mundo de la música, la danza o el teatro. Se trata de un cuestionario repetido y en el que, habitualmente, obtenemos respuestas cortas y concisas. Para este fin de semana queríamos haber incluido en esta sección al violinista y director húngaro Peter Csaba, presente estos días en Santander dentro del III Encuentro de Música y Academia. Pero de forma extraordinaria y sin que sirva de precedente –o tal vez deseando que sea un precedente repetido- por esta vez las ‘Preguntas Indiscretas’ se emancipan de día, sección y longitud para adoptar la forma de entrevista. ¿El motivo? El extraordinario interés que tienen sus respuestas, difícilmente encasillables en el formato habitual de los domingos.

¿Nombre?
Peter Csaba
¿Edad?
Y tengo cincuenta y no estoy disgustado con esta edad. No es un momento terrible en mi vida ni nada parecido.
¿Lugar de nacimiento?
Esto es un poco complicado. Nacía en Transilvania, actual Rumania, pero soy húngaro.
¿El primer recuerdo musical?
Me dicen que yo tenía pocos meses, estaba escuchando la radio y empecé a cantar la melodía que sonaba. Más tarde, cuando tenía cinco o seis años me recuerdo a mi mismo escribiendo música, ¡intentaba componer un concierto para violín!.
¿Un instrumento con el que identificarse?
Debo de decir el violín puesto que es mi instrumento. Pero también me gusta mucho la guitarra de concierto.
¿Una música para perderse del mundo?
Hay muchas. Algunos momentos del Réquiem de Mozart, u otros dentro del segundo movimiento de la Sinfonía Concertante. También encuentro esa sensación en obras de Beethoven o de Bartók.
¿Un compositor al que conocer?
Sobre esta cuestión hay geografías en el mundo. Hay compositores muy conocidos en algunos lugares que, en cambio, son desconocidos prácticamente en otros. Yo intento enseñar estos compositores menos conocidos en el sitio adecuado. Si tuviera que escoger a uno de ellos diría a Bartók.
¿Una obra Universal?
La música de Bach. Desde el mismo momento en que fue escrita cobró esta dimensión universal. Es música para siempre, para todas las épocas que han existido desde su creación y también para las que vendrán.
¿Una época en la que haber vivido?
No puedo escoger una en concreto. Tenemos una tiene una idea general de las distintas épocas en la historia, pero imagino que el día a día sería completamente diferente. Me gusta vivir ahora. Hay muchos profesores pero no parece que el ser humano haya evolucionado mucho desde hace años. Cada periodo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Visitaría, sin lugar a dudas, los primeros años del siglo XX, hubo un gran progreso y había mucha esperanza en el cambio.
¿Una sala de conciertos?
La Academia Liszt de Budapest. Pero hay otras que también me entusiasman. Por ejemplo en San José (Argentina) hay una sala fantástica o también la pequeña del Auditoria Nacional de Madrid.
¿Un disco para regalar?
La 3ª Sinfonía de Brahms. También regalaría una grabación en la que yo mismo interpreto obras de Bartók junto al pianista Peter Frankl. Curiosamente el otro día me la encontré en un expositor a la entrada de la Sala Argenta del Palacio de Festivales.
¿Algo que cambiar en el mundo de la música?
La respuesta es fácil. Pararía todo lo comercial que rodea este mundo No es que no quiera que exista, pero es necesario detener el poder que actualmente tiene. Las actividades musicales tendrían que ser lo verdaderamente importante y no el comercio con la música.
¿Un intérprete para ver en directo?
Es completamente diferente escuchar una pieza en directo que hacerlo en una grabación. No se puede reemplazar el directo, la comunicación que sucede. La música está hecha para ser escuchada en vivo. ¿Algún nombre?, Furtwängler, Frirtz Kreisler o Kleiber.
¿Una música que no sea clásica?
Me gusta toda la música que tiene verdad en su interior, la música es algo visceral. Me gusta el jazz, el blues, Otis Reading. La música buena no la comercial. ¡Se puede hacer música pop en menos de cinco minutos!. También me gusta mucho la música tradicional. En Transilvania el folclore es auténtico, tiene mucha historia y esta es muy completa. Está viva porque la gente la mantiene así desde hace muchos años. Bartók creció con ella y es el motivo por el motivo de su universalidad.
¿Algo para bailar?
No soy un gran bailarín –risas, recordando su último baile hace apenas unos días-. Me gusta el vals o el tango. En esos bailes existe conexión entre la música y el movimiento.
¿Un momento para recordar?
Tengo una gran historia. Cuando vivía en Rumania, hace muchos años, estaba de gira con el gran pianista Zoltan Kocsis. Somos de la misma edad e íbamos de Bucarest a otra ciudad muy alejada a dar un concierto. Pasamos toda la noche en el tren sin dormir, hablando. Era el último concierto de la gira. Dos horas antes de llegar a nuestro destino, Kocsis me dijo que él tenia que estar otra vez en Bucarest al día siguiente para tocar un concierto de Mozart. Decidía llamar al director de la orquesta de la ciudad a la que nos dirigíamos. Hay que entender que para aquella ciudad era todo un acontecimiento que Kocsis actuara allí por primera vez, había mucha expectación y la sala de conciertos estaba llena. Entonces, cuando la gente empezó a aplaudir al final de la última obra, ofrecimos un bis muy especial: de repente entró la orquesta al escenario y como propina tocamos un concierto para piano y orquesta de Mozart. Yo dirigía la orquesta y Kocsis tocaba el piano. El público no se lo podía creer. Creo que es una gran momento para recordar.
¿Otro para olvidar?
No es una cuestión de melancolía, pero desde que nací, y en lugar donde nací, hasta ahora todo ha cambiado. Tuve que marchar de mi país por motivos políticos para instalarme en Francia. De repente puse fin a treinta años de mi vida, rompí con todo lo anterior y empecé desde cero: como si no hubiera existido hasta ese momento. Tienes que hacerlo obligado por las circunstancias, no lo eliges. Dejas tu pasado, tu familia. Es una decisión importante. Aunque, ahora que lo pienso, no sé si todo esto es algo que tenga que olvidar.

sábado, julio 19, 2003

PETER FRANKL

“Nuestra responsabilidad es la de abrir los corazones y los oídos a la forma real de hacer música”

Este es el segundo año que el pianista húngaro Peter Frankl pasa en Santander participando en el Encuentro de Música y Academia, un certamen que, según sus palabras, “es una maravillosa oportunidad para los jóvenes pues pueden trabajar con grandes profesores en un lugar confortable, interpretar música en un auditorio ‘de locura’ ante mucha gente que acude cada día a la Sala Argenta y además con todas las facilidades imaginables”. Para este reputado pianista los jóvenes músicos “tiene que poner en común piezas muy difíciles en un corto periodo de tiempo” algo que les dará “mucha experiencia para el futuro pues hay ocasiones en la que realmente no tienes tiempo para montar las obras que has de interpretar en directo”.

Frankl sonríe cuando habla y tras sus gafas se esconde una mirada que comunica la bondad y el entusiasmo de un gran maestro. A nuestras preguntas él contesta con una sabiduría y profundidad realmente apasionante. “Todos los alumnos del encuentro son muy profesionales”, prosigue “aunque desde luego que algunas veces la química musical entre ellos no funciona, pero cuando sí sucede es algo maravillosos. Es fascinante poder trabajar con ellos y creo que aprecian la oportunidad de tocar junto a nosotros. Aquí hay profesores que son los mejores instrumentistas del mundo en su especialidad, como es el caso del Radovan Vlatkovic”.

Las enseñanzas de este pianista afincado en Londres tienen una clara intención expresiva. “Quiero incidir en los contenidos emocionales”, nos dice. “Creo que la técnica es importante, pero muchas veces se nos olvida mirar qué es lo que hay entre las notas. Para dar vida a la música es necesario vivirla”. Para él los compositores indican tempo y dinámica sobre la partitura pero, “muchas veces hay que ir más allá y buscar en las raíces mismas del autor. Para un compositor es muy difícil expresar las emociones en una sola palabra como ‘forte’ o ‘piano’. Tienes que conocer el estilo de cada compositor, y cada uno es distinto a los de los demás. Es muy difícil llegar a entender esto por lo que toda nuestra responsabilidad como profesores es la de abrir los corazones y los oídos a la forma real de hacer música para llegar a lo más profundo.

Durante estas semanas, más de ochenta estudiantes de música invitados desde los centros más prestigiosos del mundo comparten sus experiencias en el Conservatorio Jesús de Monasterio. “Están viviendo en camaradería y esto es también parte de su proceso de aprendizaje. Se lo pasan bien y la música tiene que ser disfrute para poder comunicar todo esto. Si no sucede así el público tampoco disfruta”. Esta comunicación ha de comenzar entre los propios músicos, nos comenta Frankl, “si encuentras este tipo de comunicación se proyectará a la audiencia y entonces sucede algo realmente inexplicable, algo eléctrico”, aunque para que esto suceda siempre es bueno encontrar un ambiente ideal. “La acústica de la sala, que no suenen los teléfonos móviles, que no haya ruidos, que el piano esté afinado...”.

“Además”, prosigue Peter Frankl, “ellos tiene que amar lo que hacen. Saben que esta es una profesión muy difícil y que todos no llegarán a ser grandes solistas, pero no importa. Tienen que prepararse en su instrumento pero también en historia de la música, en contrapunto... Todo es muy importante y les ayudará a tener éxito. Muchas veces escuchas a un intérprete con un nivel fantástico pero luego resulta que es nunca ha oído las óperas de Mozart. No se puede tocar a Mozart sin conocer sus óperas.”.

Hay una pregunta que, en estos días, nos gusta plantear a los maestros del Encuentro de Música y Academia. Queremos saber su opinión sobre el futuro de la música clásica en lo que al público se refiere. “Muchas organizaciones están intentando encontrar los caminos para atraer gente a las salas de conciertos. Los directores más carismáticos presentan algunas obras antes de un concierto ilustrando con fragmentos de las mismas al público para que luego sean capaces de identificarlos. Pero esto no es algo nuevo”, nos dice refiriéndose a los ‘Conciertos para Jóvenes’ de Leonard Bernstein. “El público de la música clásica en Europa y América está envejecido”, añade Frankl. “Los jóvenes prefieren ir a conciertos de música pop o a los partidos de fútbol. En cambio en Oriente sucede todo lo contrario; en a Japón o en Corea la gente joven es la que llena los auditorios. Y es que la educación musical en Oriente empieza desde muy pronto para todo el mundo. No todos tienen talento para ser músicos pero sí que están preparados para ir asistir a un concierto”.

Frankl nos confiesa no tener ninguna fórmula para solucionar este problema, aunque ve con buenos ojos la difusión que realizan algunas compañía discográficas. “Casi todo el repertorio está grabado en más de cincuenta versiones distintas, pero la casa discográfica Naxos está editando muchos discos de gran calidad y que son asequibles en precio para cualquier aficionado. Este puede que sea un camino para acercar la música clásica a los jóvenes. El público en general quiere escuchar determinadas obras y no les interesa para nada quien es el que dirige la orquesta”.

Peter Frankl es profesor desde hace muchos años de la Universidad de Yale. “Hay grandes intérpretes que no quiere enseñar. Yo fui uno de ellos”, nos confiesa, “hasta que me di cuenta de que no me gustaba el mercado musical en el que me encontraba. No hice nada para cambiarlo y para limpiar mi conciencia pensé que si yo enseñaba podría mostrar mi punto de vista a los demás: que mis alumnos conocerían cómo siento la música”, por eso a pesar de vivir en Londres acude a Yale seis veces al año, “y me encanta. La escuela de música de Yale no es muy grande –en comparación con otras, que son como fábricas-. Hay tres facultades de piano y somos todos amigos, no tenemos celos entre nosotros y hay grupos reducidos de alumnos.” Frankl se muestra orgulloso de su trabajo y de sus alumnos, tal vez por eso nos comente que él ha recomendado algunos músicos de Yale para venir a este Encuentro. “Lo están haciendo muy bien, y eso me hace muy feliz”.

viernes, julio 11, 2003

JAIME MARTÍN

“Mucha gente considera España como la cantera musical de Europa”

El flautista santanderino Jaime Martín es uno de los más reputados intérpretes de flauta de mundo. Esta apreciación es una realidad que queda confirmada en cualquiera de los conciertos que estos días ha ofrecido dentro de las actividades del Encuentro de Música y Academia de Santander. Pero además de su indudable categoría artística, Jaime Martín es un músico completo y una persona del todo accesible con la que poder hablar y hablar de música para descubrir una perspectiva muy intensa e interesante de su visión del mundo del sonido.

Lleva mucho tiempo fuera de España, asentado desde el año 1992, y ya de forma definitiva, en Londres donde forma parte de la Royal Academy of Music de Londres, la Orquesta de St. Martin-in-the-Fields o London Mozart Players. “No tengo la intención de volver a vivir en España”, nos dice al tiempo que se prepara para tomar un café. Hemos quedado con él a primera hora de la mañana de un día intenso. La noche anterior ha tocado junto a los alumnos del Encuentro en la Sala Argenta y al día siguiente volverá a hacerlo. “Mi familia está en Londres, tengo dos niños que han nacido allí”, prosigue “pero sí que me gusta venir a trabajar aquí. Además”, bromea, “tardo menos en venir desde Londres que si ahora tuviera que acercarme en coche a Valladolid. Vengo de vez en cuando a dar clases y me gusta poder hacerlo”.

La perspectiva que otorga la distancia hace que su visión del panorama de la música en nuestro país sea un interesante punto del que hablar. “Este es uno de los pocos países de Europa donde la música se ve con optimismo. Estamos viviendo una época en el que el mercado musical está en declive”, nos dice. “Todas las casas discográficas están cerrando o reduciendo sus actividades, en Alemania desaparecen algunas de las orquestas... En cambio aquí se siguen creando nuevos auditorios y formando orquestas. Desde fuera todo esto se contempla con cierta envidia, como un lugar en el que todo está pasando”. Tal vez esta situación sea debida al retraso de nuestro país en lo que a música clásica se refiere, nos atrevemos a aventurar. “Es posible”, nos confirma Jaime Martín. “La primera orquesta de jóvenes músicos que se creó en España fue la JONDE, hace 15 años aproximadamente. En aquel momento en Europa ya había orquestas de este tipo en cada colegio. Aquí todo ha empezado más tarde, pero ha empezado muy bien puesto que había un modelo a seguir. Mucha gente considera actualmente España como la cantera musical de Europa: como el futuro. En cualquier conservatorio europeo el número de estudiantes españoles es muy importante y lo mismo pasa en cualquier orquesta”.

Desde el pasado siete de julio y hasta el próximo día dieciséis imparte su magisterio en el III Encuentro de Música y Academia. “Este tipo de cursos es distinto a un curso normal. Aquí es los alumnos vienen invitados por la organización y están centrados en la música de cámara. Lo importante del Encuentro es animarles a hacer las cosas como yo las veo, pero ellos ya vienen con mucho nivel y hay poco que realmente pueda enseñarles. Me he encontrado mucha gente con la que me encantaría poder tocar en el futuro. Es un sitio donde se crean relaciones y estoy seguro que de estos cursos saldrán futuras formaciones de cámara con carácter estable. Y no sólo entre alumnos, también entre alumnos y profesores. No se trata de tocar junto a alumnos, sino con gente de la que quieres su teléfono para futuros contactos” –ríe-.

“Me hubiera gustado tener algo parecido a esto en mis años de estudiante”, nos dice, “porque la oportunidad de tocar con profesores es realmente importante. Puedes ver a un maestro que admiras y te explica como hacer las cosas, pero esto a veces es sólo una parte de la persona. Lo que de verdad hace lo hace en el escenario, de ahí la importancia de estas oportunidades, son una forma de experimentar bastantes años antes de lograrlo cual es el nivel al que hacer determinadas cosas en el escenario”.

Queremos saber si existe alguna diferencia importante no para el alumno, sino para el profesor de este Encuentro cuando se sube al escenario con sus alumnos. ¡Claro que la hay!. “Las personas con las que toco normalmente conocen bien el repertorio. Pero los alumnos del Encuentro son jóvenes y el proceso de ensayo es también un proceso de descubrimiento de la propia obra. Algo similar a cuando se tocó en la época en la que fue compuesta. Si los alumnos no han tocado nunca antes la obra que estamos preparando estarán tan sorprendidos con ella como el primero que la tocó. Esto es especial pues no pasa muy a menudo. Aprendes mucho porque ellos no tienen una idea preconcebida de cómo han de interpretar y surgen muchas ideas fruto de esta espontaneidad.”

Queremos hablar de Jaime Martín sobre la situación del público actual frente a la oferta musical de las salas de conciertos. “Siempre tengo la duda de si los músicos hacemos lo suficiente para atraer al público”, nos confiesa mostrando su preocupación por el destinatario más inmediato de su arte. “Es una pregunta que se hace todo el mundo ¿qué podemos hacer para atraer a la gente?. En Inglaterra las orquestas tienen un departamento de educación que se ocupan no solo del típico concierto escolar basado en asistir a un ensayo o montar Pedro y el Lobo, sino más allá. Se realizan colaboraciones entre orquestas y colegios, los músicos de las orquestas recorren colegios realizando talleres sobre un tema, intentando crear una obra y todo culmina con un proyecto conjunto en el que participan todos los colegios. Esto es parte de lo que hay que hacer para atraer al público”.

¿Y donde radica gran parte de este problema?. La respuesta no se hace esperar, tal vez ofreciendo un elemento de análisis más que sorprendente. “Hoy en día todo tiene que sonar perfecto. Se nota la presión que ejercen los discos y cuesta mucho subir a un escenario. Al final parece como si se tratase de recrear un disco y se ha ido perdiendo la sensación del concierto en directo en el que cosas pueden pasar. Se crea una barrera con el público y eso se acaba notando. Si escuchas las grabaciones de los años 40, 30... a los grandes virtuosos encontrarás que tenían sus fallos pero había mucha comunicación. La culpa es de todos, pero los discos han ejercido una gran presión. El director de la orquesta con la que toco”, se refiere a la de St. Martin-in-the-Fields, “Neville Marriner me contaba que ellos empezaron grabando discos a un nivel que no era normal en su época; todo muy cuidado en todos los detalles. Hicieron discos tan perfectos que al llegar al escenario surgía el problema pues el público esperaba eso. Se acostumbra a la audiencia a un sonido determinado que se crea en los discos, pero la realidad del escenario es muy distinta”.

Jaime Martín dice sentirse muy cómodo al tocar dentro una orquesta. “El repertorio para flauta solista es limitado y lo mismo sucede para flauta y cámara o en los conciertos con orquesta. En cambio para el instrumentistas la orquesta es el lugar donde podemos encontrar el repertorio más amplio”.