ENTREVISTAS REALIZADAS POR EL MUSICÓLOGO GUSTAVO MORAL ÁLVAREZ

sábado, agosto 16, 2003

MISHA MAISKY

“No quiero ser el segundo Rostropovich, sino el primer Maisky”

La Orquesta Sinfónica Nacional de Letonia ofreció anoche, en la Sala Argenta del Palacio de Festivales, el segundo de sus conciertos dentro de la 52 Edición del Festival Internacional de Santander. Dirigidos por Terje Mikkelsen interpretaron un programa que contaba con la participación del violocellista Misha Maisky para el ‘Concierto en Si menor para violoncello y orquesta’ de Antonin Dvorák.

Mikkelsen dijo estar “contento” de su participación en el F.I.S. con “un programa muy interesante y con un solista de tanta calidad”. El director de la Nacional de Letonia se mostró también contento de la difusión que está alcanzado su orquesta, llegando con su música a multitud de países. “Hemos realizado diversas giras en los últimos siete años”, con más de veinte grabaciones en disco compacto a sus espaldas y un periplo que, además de nuestro país, incluye países como Alemania o Japón. Del programa interpretado anoche reseñó que “el concierto para violoncello de Dvorák es uno de los mejores escritos para cualquier instrumento, más aún tocado junto a un maestro como Maisky”, una colaboración que ya tiene programados un buen número de conciertos conjuntos.

Sobre la Sinfonía Nº 5 de Shostakovich recordó el cariz político que tuvo parte de la producción de este compositor ruso. “Su sinfonía número cuatro fue criticada por el propio Stalin”, nos dijo, “pero la número cinco llegó a ser muy popular; tal vez el enfrentamiento con Stalin hiciera que esta nueva obra fuese tan genial”. También nos recordó que Shostakovich era capaz de “representar el sistema en el que él vivía” a través de su música, de forma que el público “podía ver los pensamientos del autor en sus obras”. Valoró de forma muy positiva el poder tocar nuevamente estas obra, “ahora que no existe la Unión Soviética”, puesto que la orquesta había interpretado la Sinfonía Nº5 años atrás en Riga, cuando aún estaban integrados dentro del desaparecido bloque soviético.

Maisky comenzó su intervención ante los medios de comunicación reconociendo que “tal vez han pasado ‘demasiados’ años desde la última vez que toqué en Santander”, sintiendo que el concierto de anoche era “una ocasión especial” por la fuerte conexión que tiene tanto con la Orquesta Nacional de Letonia como con el director de la misma.

Sobre su formación junto a Rostropovich y las comparaciones que en alguna ocasión le han situado como su ‘sucesor musical’, Maisky dijo haber tenido “mucha suerte de estudiar junto a Rostropovich y Piatigorsky”, pero sin intentar imitar a ninguno de ellos dos. “Mi objetivo nunca he sido ser un segundo Rostropovich sino un primer Maisky. Hay muchas formas de expresar una misma partitura y espero que el haber aprendido de varios intérpetes me ayude a aportar mi propia forma de entender la música”.

Del concierto de Dvorak que anoche interpretó dijo que “es el más famoso y difícil para este instrumento”, por lo que siempre es un reto “aportar algo nuevo a la obra”. Hace quince años realizó una grabación del mismo junto a Leonard Bernstein, pero reconoce que aquella fue una visión “más representativa de lo que Bernstein quería del concierto que de mis intenciones. Ahora, como decía Frank Sinatra quiero hacerlo ‘in My Way’ (A mi manera)”. De hecho próximamente saldrá al mercado una nueva grabación del concierto de Dvorak interpretada por Maisky junto a la Filarmónica de Berlín bajo la dirección de Zubin Metha.

Maishky es uno de los grandes personajes discográficos en lo que a la música clásica se refiere. Reconoce que estamos viviendo una época de crisis en este sector, pero “no una enfermedad terminal. No es importante la cantidad de discos que se vendan, sino la calidad de los mismos”, añadió. “Lo importante no es como toques el instrumento”, comentó refiriéndose al virtuosismo, “sino la expresión personal que sea capaz de llegar al corazón de la gente. Nadie necesita una grabación ciento veinte de Shotakovich, sino que la grabación que se realice diga algo. La gran música siempre sobrevivirá”.

Para el futuro Maisky tiene previstos más de cien conciertos, “muchos más de los que yo quisiera”, añadió, “aunque no son tantos como hace tres años. Cuando tocas mucho acabas perjudicando tu vida privada, además tampoco hay demasiado tiempo para investigar en nuevas obras por lo que intentas buscar algo de equilibrio entre estos elementos”. De sus proyectos discográficos futuros destacó la grabación de diversas obras de compositores rusos –Stravinsky, Shotakovich y Prokofiev- junto a la pianista Martha Argerich, así como música de cámara junto a la propia Argerich y al violinista Guidon Kremer.

lunes, agosto 04, 2003

HANNA SCHYGULLA

“Me gustaría mucho que me llamaran para hacer cine nuevamente”

El Festival Internacional de Santander ofrecerá esta noche, en la Sala Argenta del Palacio de Festivales y a partir de las 21:00 horas, el espectáculo ‘Borges y Yo’ interpretado por la actriz Hanna Schygulla. Una propuesta en la que siete cuentos breves de Borges son presentados, con la voz recitada y la voz cantada de esta actriz alemana, junto al sonido de tangos populares acompañada por Peter Ludwig al piano y el violoncello de Peter Wökpe.

José Luis Ocejo, director del F.I.S., definió el espectáculo que hoy se presenta, como “una propuesta diferente, rara, distinta, de contraste”, alejada de los caminos habituales del “del sinfonismo, de la música de cámara, de lo lírico” que habitualmente configuran la programación del Festival. También definió a su protagonista, Hanna Schygulla, como “una de las actrices europeas más importantes del panorama escénico actual”, destacando sus trabajos cinematográficos junto al director Rayer Werner Fassbinder que la llevaron al reconocimiento “tanto de la crítica como de un público muy numeroso”.

“La primera vez que salí al escenario con un espectáculo propio cité a Borges”, comenzó contándonos la actriz alemana, un encuentro con el literato argentino que se remonta a la grabación de la serie cubana de televisión ‘Me alquilo para soñar’ –1991-, sobre un guión de Gabriel García Márquez. “Allí, en Cuba, me encontré con este autor que en Alemania no es tan conocido como lo es en el mundo latino. Desde entonces he estado fascinada con ciertas frases escritas por Borges, auque no me considero una especialista en su obra. Pero no se trata de eso: lo que me gusta de Borges es que logra dar mucho con muy poco. Hay frases con las que la mente vuela”. En Alemania se encontró con Peter Ludwig, un músico con una larga trayectoria dedicada al tango, “y pensé en la posibilidad de combinar a Borges con el tango, a pesar de que el escritor no hubiera sido un gran aficionado a este género musical: él era un autor algo alejado de la cultura del país en el que creció y tenía pasión por Europa y todo lo inglés”.

“Cada uno de nosotros, cuando crece en un ambiente, se nutre musicalmente de las melodías que corren en un país como si fuese sangre”, continuó, y de ahí surgió la idea de hacer un tejido de cuentos con música. “No quiero cantar el tango como lo haría un argentino, para mí es una forma de narrar que se lleva de la voz hablada al tango, de esta forma puedo hace un homenaje tanto a Argentina como a Borges. En la televisión he visto lo que ha pasado en Argentina, y es algo que puede suceder en cualquier país. Hay mucha gente que de un día para otro se encuentra con una situación que no pueden manejar y se revelan con lo que el poder hace con ellos”. Más adelante se encontró con un relato titulado ‘Borges y yo’ –‘El hacedor’ 1960- de donde extrajo el título para el espectáculo que hoy nos presenta.

Del autor de ‘El Aleph’ nos dijo que “tiene dos personalidades. Uno que es el gran escritor que utiliza todo para tramar su literatura, que piensa la forma para pasar sobre el hecho al que todos estamos destinados: perdernos y que únicamente un aspecto de nosotros sobreviva en los que nos han querido. El otro Borges es un ser como nosotros, que vive y se deja vivir”. Otros de los cuentos escogidos lo fueron por ser relatos breves, “así el público no se cansa y puede encontrar algo que le haga soñar, que descubran el efecto que Borges ha causado en mí”. Hanna Schygulla también nos habló del Borges en constante duda, recordando una historia en la que alguien, ante la pregunta de si era creyente, contestó: no soy creyente, soy ‘dudante’. “Tiene un lado místico y otro casi nihilista. Con sus textos podemos imaginar las cosas porque existen, porque pueden existir. Nos lleva a ese punto donde la imaginación se vuelve realidad, inventar algo para después llevarlo a la realidad. Trasforma el ‘Pienso luego existo’ en ‘Imagino y por eso soy’”.

Hanna Schygulla se califica a sí misma como nómada. “Desde niña me fascinaban las cosas que venían de fuera, las sentía como parte de mí, me llamaban ‘la niña de los refugiados’. Pero ahora somos, más que nunca, ciudadanos de un planeta más que de un país. He hecho muchos papeles en el cine en los que encarnaba personajes muy alemanes: Maria Brown, Lilí Marlene... Después llegó un ciclo en el que yo era la encarnación de la extranjera, así he servido como espejo a mucha gente. Nos reconocemos en nuestros semejantes, pero mucho más en lo diferente. Es el efecto del ‘extrañamiento’ de Bertol Bercht. Algo se despierta en el contacto con lo que nos es ajeno”. Tal vez por eso se ha embarcado en esta aventura, dando su particular punto de vista sobre algo que hubiera sido distinto visto por los ojos de un argentino. “El tango me ayuda a pasar al otro lado de los cuentos de Borges”, añade, “se presta en su sustancia a otras interpretaciones. Sin cambiar las palabras. Es una forma de contar una misma historia desde dos puntos de vista. Pasa de tú identidad a la del otro cuando escuchas de verdad, te pones en el lugar del otro. No es algo extraordinario pero me permite tejer con ambos elementos, con los escritos y con la música”.

“Me gustaría mucho hacer humor”, comenta cuado se la pregunta por su trayectoria tanto teatral como cinematográfica, “en la vida me río bastante, pero el arte me ha llevado por otros camino, aunque como dicen los ingleses ‘Never say never’ –nunca digas nuca-, me gustan las cosas cuando te llevan hacia el secreto, sin dar respuesta definitivas. No hago algo con la intención de que sea comercial, tengo que entusiasmarme con lo que hago”.

Para el futuro deja que las cosas sucedan gracias al azar. “Siento que ahora, tras siete años trabajando con producciones propias, alguien me llame para hacer cine nuevamente, me gustaría mucho. También voy a montar algo con unos vídeos que grabé hace 25 años y que tiene que ver con los sueños. Yo lo llamo ‘protocolos de sueños’. Cuando apuntas un sueño y tiempo después lo encuentras te das cuentas que el poeta radical está en ti mismo, capaz de inventar todo eso”.

Alicia Bustamante es la responsable escénica de ‘Borges y yo’. Considera que su trabajo ha sido “más una puesta en espacio que una puesta en escena”, en una especie de “concierto dramatizado, en el que la voz interviene en todas sus facturas. No me considero el director que firma la obra sino el ojo que ve lo que pasa desde fuera, enriqueciendo momentos que hay que resolver de alguna manera”. Entre la dos han ideado ‘Borges y yo’, un proyecto que comenzó a fraguarse en el año 1997.

Definió a Hanna Schygulla como una actriz “que sabe lo que quiere. Es muy fácil trabajar con ella, tiene una idea preconcebida de lo que quiere hacer y entonces únicamente tienes que hacer tuya esa idea. Es una ‘anti-star’, una posición en la vida y también en el teatro, es consecuente en lo que dice en la escena y en lo que hace día a día”. Sobre el espectáculo nos dijo “que todos los elementos tienen que ver. Se da el valor de la alta literatura a lo que es eminentemente popular”.