ERNESTO SCHMIED
“Queremos recoger propuestas de calidad pero raras de ver en los festivales típicos” nos dice Ernesto Schmied, director del Festival de Música Infrecuente que se desarrollará en Santillana del Mar a lo largo del mes de septiembre.
Con la llegada del mes de septiembre la actividad musical de Cantabria, que en julio y agosto es extraordinaria en cuanto a la posibilidad de escuchar conciertos en directo, parece que desaparece. ¿Toda? ¡Toda no!, como dirían los cómic de Asterix: “en Santillana del Mar existe una aldea poblada por irreductibles músicos” que desde hace siete años programan cada sábado de este mes un Festival. Hasta el pasado verano este encuentro se centraba en la Música Antigua, pero en esta nueva edición los presupuestos han cambiado en un paso adelante, hacia el “Festival de Música Infrecuente”.
Hablamos con Ernesto Schmied, director del Festival y músico de reconocido prestigio dentro del campo de música medieval. Su experiencia le hace tener un discurso fluido y las cosas muy claras, tanto sobre la cita de Santillana como del mundo de la interpretación, a todos los niveles. “Hemos decidido traer propuestas más amplias y originales dentro de unos límites de calidad. Es preferible ofrecer algo más ecléctico y de ahí el nuevo nombre de este encuentro: Música Infrecuente”. Ciertamente, revisando la programación de este 2006, nos encontramos con capítulos que se escapan un poco de lo habitual, como el concierto de David Johnstone, que en su programa interpretará estrenos absolutos o arreglos de negros espirituales para violonchelo solo. “Lo que queremos”, prosigue Ernesto Schmied, “es recoger propuestas de calidad pero raras de ver en los festivales típicos”. Para lograrlo ha contado con el “esfuerzo del Ayuntamiento de Santillana del Mar, especialmente de Mar González. Ella ha sido la madrina de todo esto y lo ha llevado adelante contra viento y marea”.
La programación de este punto de ‘Música Infrecuente’ se extenderá a lo largo de todo el mes de septiembre. Cada sábado, a partir de las 9 de la noche –exceptuando la Misa Colombina del sábado 9 que será a las 8- y con un precio de 6 Euros por entrada. “Tras la resaca del Festival Internacional de Santander parece que se quiere cerrar el chiringuito e irse”, nos confía Schmied. “Pero aún queda mucho turismo cultural, visitantes que están ávidos de conciertos. En los últimos años hemos logrado fidelizar a un público que sabe que algo pasa en Santillana los domingos de septiembre. Además desde este Festival pretendemos ofrecer espacios en lugares distintos a los habituales para escuchar música. Como la Iglesia o el Palacio de Caja Cantabria”. El resto de las citas, como suele ser habitual, se desarrollarán en el Claustro de la Colegiata.
La financiación de un encuentro de este tipo siempre es un tema delicado. “Contamos con unos medios justos”, nos confirma su programador. “Hay una dotación económica muy ajustada para pagar prácticamente todo: los viajes de los músicos, sus cachés..., pero este es un festival en el que se cuenta con una especie de ‘buen rollo’ entre los músicos. A ellos les gusta venir aquí porque no hay un lema definido sobre el contenido de los conciertos –el año Mozart, el año Quijote…-, sin razones extra musicales. Esto permite que los intérpretes puedan traer su proyecto atendiendo a inquietudes puramente musicales”. Frente a esta cara Ernesto también nos cuenta alguna que otra cruz. “Hemos intentado contactar con responsables del Año Jubilar Lebaniego desde mediados de marzo, pero desafortunadamente nunca pude ser atendido. No he tenido la posibilidad de obtener respuesta y por motivos burocráticos no se ha podido exponer el proyecto. Imagino que la puerta ya está cerrada, pues el Festival está en marcha. Me gustaría dejar claro que el Año Lebaniego teniendo como única cita cultural este festival, no ha sabido encontrar el puente para entrar en contacto con ella”.
También quisimos conversar con Ernesto Schmied sobre Música Antigua, vista desde dentro. Él es flautista de algunas agrupaciones de prestigio, como ‘Speculum’ o ‘Scordatura’ y sabe bien de lo que habla. “A nivel personal como intérprete de un instrumento siempre encuentras limitaciones. Me encantaría tocar Piazzolla, pero a ver quién se aguanta la flauta de pico tocando un tango”. “La música medieval, en España, ha vivido un tiempo de auge, pero ha ocurrido lo que sucede frecuentemente en este país: nos llegan las cosas tarde pero acumuladas. Se está viendo que en festivales especializados, como el de Flandes o el de Utrecht , que la música de fusión está ganando terreno a la antigua. Hay músicos afganos o iraníes que están haciendo su música clásica o tradicional en estos festivales. Aquí la música antigua no ha llegado a tener su sitio pero ya nos llega la otra corriente”. Otros problemas de este género radican en la falta de apoyo y promoción que tienen las agrupaciones nacionales, “siempre tiene mucha más cabida lo que viene de fuera, y la manera de promocionar un producto interno es dentro del propio país”. Como ejemplo nos propone el modelo de las agrupaciones inglesas, “son tan apreciados porque la BBC y el Britsish Council les han apoyado y subvencionado en su país. No quiero criticar a los programadores y es obvio que no se puede tomar una actitud chovinista, pero se tendría que tener en cuenta a los grupos de aquí”.
Es frecuente que muchos compositores de música contemporánea acerquen sus creaciones, precisamente, a formaciones de música antigua. Algo que, en principio, puede parecer un contrasentido tiene su lógica en este caso: los extremos se tocan. “Muchos creadores se cobijan a nuestro lado porque son rarezas, son las aves raras del corral, los grandes ignorados. Franz Bruggen me decía que el gran problema es que todo el mundo se preocupa de la forma en la que se toca hoy en día a Beethoven. Hoy por hoy esto es absurdo, sobre todo si concentramos todos los esfuerzos en esto cuando los compositores contemporáneos no tienen nada de apoyo. Ellos acaban buscando formaciones ‘raras’ que finalmente les hacen caso”.
“Hay gente que se ha dado cuenta de ésto, de que somos el colectivo más pardillo dentro del mundo de la música. Por ejemplo Javier Rojas se ha inventado una cosa llamada AEGIVE -Asociación Española de Grupos Instrumentales y Vocales Especializados- y ha citado a todo el mundo diciendo que todo el mundo estaba citado. Había que pagar una cantidad de dinero por grupo para tener no se sabe muy bien qué: un status de importancia dentro del mercado laboral, conseguir conciertos que habría que hacer gratuitamente al principio... Y citó a las agrupaciones de música antigua y a contemporánea, a los que no nos comemos una rosca. No llamó a la Sinfónica de Madrid” concluye Ernesto Schmied con mucha ironía.
Adentrándonos en el campo de la interpretación y de las particularidades que a este respecto tiene el repertorio medieval y renacentista, Ernesto nos cuenta “cómo andan las cosas hoy por hoy”. “Ya no se habla de interpretación auténtica, esa era una actitud arrogante, la de ser poseedor de la verdad auténtica. Ahora se habla de ejecuciones históricamente informadas, porque todo lo que hacemos a nivel musical tiene una componente muy fuerte. Hay quien improvisa más, quien menos; los hay que abordan piezas instrumentales cuando estaban escritas para voces… Todo es válido, lo que no debe hacerse es hacerlo mal. Usamos tecnología del siglo XXI, si un concierto se hace al aire libre con amplificación no nos escandalicemos si está bien hecha. En época antigua se usaba la amplificación de las bóvedas”.
Por último Ernesto nos habla de educación, de la formación de un intérprete en un campo tan especializado como el suyo. “Lo más importante es el germen, las ganas que tenga quien sea de recibir una formación sólida en un campo musical. Esto ya es un privilegio. Hoy por hoy la educación, a todos los niveles, está en un estado deplorable. No veo en absoluto el interés que pueda tener que un niño sea impulsado a asistir a un conservatorio impersonal. Es más interesante buscar un maestro, aunque esto suene elitista. Pero la música es algo elitista, diferenciador, personalista: no tiene porque estar al alcance de todos, casi como una secta. No creo que esté mal que el alumno con interés trate de encontrar a alguno de esta secta para estudiar con él. La educación reglada eterniza el aprendizaje. Hay que plantearse lo que se quiere: ser músico o profesor de conservatorio. En el pasado el profesor de armonía era un compositor. Hoy en día hay profesores de armonía que no saben componer. Es como ser escalista de piano y saber hacer solo escalas al piano pero no tocar una sola pieza”.
“A día de hoy muchos más sabemos muy poco, antes unos pocos sabían bastante más. Hay pocos sabios o muchos que ocupan el lugar de esta gente sabia. Por desgracia únicamente por tener un título que les avala. ¿Quién tiene la medida? Yo no querría gobernar, ya lo decía Platón: nadie quiere ser presidente de un país, tendrían que rogarle a alguien con la inteligencia y discreción necesarias para gobernar un país”.
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