CESAR ÁLVAREZ
“No entiendo por qué no hay una orquesta en Cantabria” dice el titular de la Joven Orquesta de la Región de Murcia, Cesar Álvarez.
El pasado fin de semana culminó el encuentro que la Orquesta de Jóvenes de la Región de Murcia celebró en Santander. En un restaurante de Los Corrales de Buelna, tras el concierto celebrado en el auditorio de esta localidad cántabra, casi un centenar de músicos de “menos de 23 años” celebraban su éxito y despedían a los compañeros, algunos de Cantabria o el País Vasco, que habían conocido estos días. También decían un adiós simbólico a algunos de los miembros de la formación instrumental que habían cumplido su ciclo de permanencia en esta orquesta joven –la primera creada en España-. Aplausos, risas y bromas entre mesas con tortilla de patatas, jamón o croquetas. Nadie podría haber dicho que todos ellos acababan de dejar su atril tras casi dos horas de música sinfónica. ¿O sí?
La música culta, en oposición de contraste con la popular, se ha querido vestir de una “seriedad y madurez” que la aparte del concepto que de juventud se tiene hoy en día. Lo mismo que la cultura, término que incluso se han empleado en asociar a otros menos agradables –la cultura del botellón, la del pelotazo, la cultura basura..-, olvidando que el sustantivo con mayúsculas, la Cultura, es un patrimonio de todos: mayores y pequeños. Y ellos, jóvenes sin más calificativos, se han comprometido con la Música como su futuro más inmediato.
“No creo que los que pasan por estas orquestas sean bichos raros”, nos dice el director titular de esta orquesta, Cesar Álvarez. “Son de los más normal, nadie diría que son músicos al verlos por la calle. Ahora se están formando como músicos y como personas, aprenden unas normas de convivencia y trabajamos como se haría en un orquesta profesional. Ellos tienen su tiempo de ocio, de deporte, de fiesta... Pero con la responsabilidad que implica tener que estar al día siguiente en el ensayo o en el concierto... y tener que tocar bien. Algo parecido a los deportistas de élite”.
Cesar Álvarez, también joven para ser director de orquesta, lleva siete años al frente de este proyecto. “Es algo realmente necesario en la formación de estudiantes”, nos había dicho unas horas antes, tras el ensayo que precedió al concierto ofrecido en la Sala Argenta del Palacio de Festivales. “Participar en una orquesta joven es imprescindible puesto que para estudiantes de música la Orquesta, junto a la docencia, es la salida normal para seguir en el mundo de la música”. También nos habló de lo importante que es para ellos ir conociendo el repertorio, la forma en la que se trabaja... “Muchas veces la formación del conservatorio es individualista, de solista, dejando de lado la parte orquestal”.
La Orquesta como institución musical continua, algo que desafortunadamente desconocemos por estas latitudes, tiene una labor formativa indispensable para el gran público. Algo que no sucede de igual manera con el modelo de formación juvenil. “Nuestra temporada ha de ceñirse a las vacaciones de los estudiantes y una vez preparado el programa hacemos nuestra labor con el público. Es algo muy formativo, importante y necesario”. Algo fácilmente apreciable tras observar la entrega y entusiasmo de los asistentes a los tres conciertos ofrecidos “por los de Murcia” estos días en Cantabria.
Para Cesar Álvarez, que comparte su cargo en la Orquesta de Jóvenes de la Región de Murcia con la dirección de la Orquesta Filarmónica de Tomsk, es importante crear una tradición musical. “Aquí se iba a la iglesia hace años y se cantaba a voces, algo que ahora no sucede, justo desde que se dejó al público civil mantener la música en las iglesias. Todo esto puede enlazar con que la gente no acuda a los conciertos y prefiera gastarse seis euros en tomarse una copa y no tres en un concierto...”. Una tradición que ha de gestarse en la educación primaria, en la secundaria y también en las familias. “La música es la “María más Mária” que te puedas encontrar. Pero hay que darse cuenta de que trasmite unos valores que no tienen ninguna otra especialidad. Es importante hacer conciertos para toda la familia: padres e hijos, con programas adaptados, con música fácil de escuchar”.
Murcia se ha revelado, en los últimos años, como un ejemplo a seguir en lo que a interés cultural y musical se refiere. “Es comparable a Cantabria como comunidad uniprovincial” , nos confirma Álvarez. “Tenemos proyectos en marcha muy interesantes: la orquesta joven tal vez sea el primero y el más palpable, pero la vida musical ha crecido hasta llegar a una cierta saturación. Tenemos un auditorio con su temporada sinfónica, temporada de cámara, otras músicas, las actividades de la Sociedad ProMúsica y la reciente orquesta sinfónica con su ciclo de conciertos... Está bastante lejos de lo que hay aquí”. Tal vez por todo esto Cesar Álvarez se extrañe de que no tengamos una orquesta profesional en nuestra comunidad. “No entiendo por qué no hay una orquesta en Cantabria”, nos dice. ¿El motivo? “Los músicos tenemos un problema: somos individualistas. Si todos los músicos quisieran de verdad tener una orquesta todo sería más fácil. Pecamos de soberbia: yo con este no toco, con aquel tampoco... Si hay diez músicos hay diez grupos”, bromea Cesar Álvarez. “No hay unión y así no se puede hacer de verdad presión. A los políticos les preocupa los votos y nosotros somos un colectivo grande: está el músico, sus padres, hermanos, vecinos, amigos.. Y más en comunidades pequeñas, en las que todos nos conocemos”.
Sus palabras son el recuerdo de una realidad que, a pesar de ser cotidiana, no deja de ser sorprendente. De nuevo en la “fiesta” de los jóvenes observamos, con cierta envidia, su futuro inmediato y la realidad de su trabajo. Ya están pensando en el siguiente encuentro, parece ser que para el mes de julio. Les queda una noche para seguir celebrando antes de regresar a casa. A los músicos de Cantabria que estos días “compartieron orquesta” tal vez les quede mucho más.
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