TOM KRAUSE
“El canto es algo natural, simple y muchas veces se complican estas cosas” dice Ton Krause, profesor de Canto del IV Encuentro de Música y Academia de Santander
La maquinaria del Encuentro de Música y Academia de Santander, en su cuarta edición, ya se ha puesto en marcha y, poco a poco, los profesores de las diversas disciplinas van llegando a Santander para impartir su magisterio a un puñado de alumnos “de lujo” seleccionados de las mejores escuelas de música de Europa.
Tom Krause es, desde el curso 2002/03, Profesor Titular de la Cátedra de Canto de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, puesto ocupado anteriormente por Alfredo Kraus o Teresa Berganza. Es la primera vez que acude al Encuentro de Santander, pero ya sabía del mismo por algunos de sus alumnos que estuvieron aquí en el verano del 2002. “Me dijeron que fue fantástico para ellos”, recuerda. Sus clases comenzaron el pasado domingo y se prolongarán hasta el día catorce, impartiendo lecciones magistrales a siete jóvenes músicos procedentes de la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid y la Royal Academy de Londres.
Sus alumnos habituales en Madrid provienen de diversas partes del mundo, “están muy mezclados”, nos dice, y entre ellos hay dos españoles. Pero hay una cualidad común en todos: “tienen mucho talento. Además”, añade Tom Krause, “el idioma español es muy bueno para cantar, de la misma forma que en el italiano el canto sale naturalmente”.
Su voz, de bajo barítono, es grande y potente, pero su gesto es tranquilo y sus ojos parecen iluminarse cuando nos habla de música. “Es una suerte ser profesor”, nos comenta en un encuentro previo a la primera de sus lecciones del día. “No me tengo que preocupar por mi voz sino por la de mis alumnos”, contesta cuando le preguntamos acerca de la diferencia existente entre su etapa de intérprete y su actual dedicación a la enseñanza. “Las dificultades son diferentes. Cuando te conoces a ti mismo y sabes cómo la música debe de sonar es complejo comunicarlo a los estudiantes, indicarles en que forma han de usar su cuerpo, respirar, relajarse. Cuesta explicarlo de una forma directa”.
Pero a pesar de ello, Krause valora muy positivamente poder “hacer otro tipo de repertorios distintos”, junto a sus alumnos. “No trabajo únicamente el repertorio que desarrollé a lo largo de mi carrera. Yo canté ópera, oratorio o lieder en muchos idiomas: alemán, francés, italiano, ruso, escandinavo... Pero ahora puedo estudiar y comprender roles femeninos como Mimí, Musseta o Lucia di Lammermoor, o las arias de tenor que antes quise cantar pero no pude por mi registro de bajo barítono”. Por otra parte, “cuando eres un solista trabajas por ti mismo, sobre tu voz, cómo ha estado tu actuación... Al trabajar con alumnos el campo es mucho más amplio y bello”.
Todos sus alumnos tienen una gran formación previa. “Es diferente dar clases a alguien que empieza que trabajar con alguien con una buena base”, nos dice el profesor finlandés. “Es bonito enseñar a gente tan buena y poder cantar a un nivel muy alto”, aunque toda cara tiene su cruz, como nos comenta Krause. “Cuando te encuentras un alumno con malos hábitos, con tensiones en la garganta, con cuestiones que tienes que eliminar y que el alumno hace de forma habitual... entonces el trabajo es mucho más duro”. Como ejemplo nos recuerda la anécdota en la que Rubinstein, preguntado por cuanto tiempo necesitaba un pianista para tocar como él, contesto que en tan solo 6 años. ¿Y si el pianista ya ha estudiado antes cuatro años?, replicó el primero. “Entonces serán necesarios doce”, sentenció Arthur Rubinstein.
“Lo ideal para enseñar a cantar”, nos confiesa Krause, “es cuando alguien tiene un talento natural y ningún hábito previo. El canto es algo natural, simple y muchas veces se complican estas cosas. Hay gente que canta bien y cuando empieza a estudiar no resiste el aprendizaje y en dos o tres años no pueden volver a cantar”. La forma en la que este profesor aborda sus clases es bien sencilla. “Trabajo de forma espontánea”, nos dice. “Escucho y después viene la respuesta de una manera natural”. Pero la duración de seminarios tan breves como éste de Santander no le permiten profundizar en algunos aspectos. “Si algún alumno tiene un mal hábito, no se puede corregir en diez días aunque sí indicarle cómo ha de modificarlo. El objetivo es liberar la voz y mostrar la forma en la que el cuerpo funciona de un modo natural”.
Tras el encuentro con la prensa, Ton Krause comienza su clase junto a la soprano argentina Virgina Wagner. La Sala Pereda del Palacio de Festivales se llena del sonido de la respiración forzada de profesor y alumna. Están realizando ejercicios de preparación para el canto. Tras las escalas una pequeña sorpresa, es el 70 cumpleaños de Tom Krause y su alumna le canta un emotivo cumpleaños feliz, sin desplegar la voz, con la reverencia que se tiene a un profesor. Después, el trabajo duro sobre una partitura de Purcell, la rutina de lo extraordinario para hacer posible el milagro de un concierto, de cualquiera de los que este mes de julio, nuevamente, nos trae el Encuentro de Música y Academia.
Las palabras del maestro de canto que estrenara el ‘War Réquiem’ de Britten bajo la batuta de su compositor, que fue dirigido por Karajan, Solti, Bernstein, Ozawa, Abbado, Mehta, Giulini o Maazel están ahora al servicio de sus alumnos. “Si un intérprete es bueno él se encargará de educar al público”, nos dijo al terminar nuestra entrevista. “Será fuerte y convencerá”.
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