ENTREVISTAS REALIZADAS POR EL MUSICÓLOGO GUSTAVO MORAL ÁLVAREZ

viernes, julio 25, 2003

PETER CSABA

“Las actividades musicales tendrían que ser lo importante, no el comercio con la música”

Los lectores habituales de nuestro periódico y en especial de la sección dominical ‘De Música’ sabrán que desde hace meses realizamos una serie de ‘Preguntas indiscretas’ a diversos personajes del mundo de la música, la danza o el teatro. Se trata de un cuestionario repetido y en el que, habitualmente, obtenemos respuestas cortas y concisas. Para este fin de semana queríamos haber incluido en esta sección al violinista y director húngaro Peter Csaba, presente estos días en Santander dentro del III Encuentro de Música y Academia. Pero de forma extraordinaria y sin que sirva de precedente –o tal vez deseando que sea un precedente repetido- por esta vez las ‘Preguntas Indiscretas’ se emancipan de día, sección y longitud para adoptar la forma de entrevista. ¿El motivo? El extraordinario interés que tienen sus respuestas, difícilmente encasillables en el formato habitual de los domingos.

¿Nombre?
Peter Csaba
¿Edad?
Y tengo cincuenta y no estoy disgustado con esta edad. No es un momento terrible en mi vida ni nada parecido.
¿Lugar de nacimiento?
Esto es un poco complicado. Nacía en Transilvania, actual Rumania, pero soy húngaro.
¿El primer recuerdo musical?
Me dicen que yo tenía pocos meses, estaba escuchando la radio y empecé a cantar la melodía que sonaba. Más tarde, cuando tenía cinco o seis años me recuerdo a mi mismo escribiendo música, ¡intentaba componer un concierto para violín!.
¿Un instrumento con el que identificarse?
Debo de decir el violín puesto que es mi instrumento. Pero también me gusta mucho la guitarra de concierto.
¿Una música para perderse del mundo?
Hay muchas. Algunos momentos del Réquiem de Mozart, u otros dentro del segundo movimiento de la Sinfonía Concertante. También encuentro esa sensación en obras de Beethoven o de Bartók.
¿Un compositor al que conocer?
Sobre esta cuestión hay geografías en el mundo. Hay compositores muy conocidos en algunos lugares que, en cambio, son desconocidos prácticamente en otros. Yo intento enseñar estos compositores menos conocidos en el sitio adecuado. Si tuviera que escoger a uno de ellos diría a Bartók.
¿Una obra Universal?
La música de Bach. Desde el mismo momento en que fue escrita cobró esta dimensión universal. Es música para siempre, para todas las épocas que han existido desde su creación y también para las que vendrán.
¿Una época en la que haber vivido?
No puedo escoger una en concreto. Tenemos una tiene una idea general de las distintas épocas en la historia, pero imagino que el día a día sería completamente diferente. Me gusta vivir ahora. Hay muchos profesores pero no parece que el ser humano haya evolucionado mucho desde hace años. Cada periodo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Visitaría, sin lugar a dudas, los primeros años del siglo XX, hubo un gran progreso y había mucha esperanza en el cambio.
¿Una sala de conciertos?
La Academia Liszt de Budapest. Pero hay otras que también me entusiasman. Por ejemplo en San José (Argentina) hay una sala fantástica o también la pequeña del Auditoria Nacional de Madrid.
¿Un disco para regalar?
La 3ª Sinfonía de Brahms. También regalaría una grabación en la que yo mismo interpreto obras de Bartók junto al pianista Peter Frankl. Curiosamente el otro día me la encontré en un expositor a la entrada de la Sala Argenta del Palacio de Festivales.
¿Algo que cambiar en el mundo de la música?
La respuesta es fácil. Pararía todo lo comercial que rodea este mundo No es que no quiera que exista, pero es necesario detener el poder que actualmente tiene. Las actividades musicales tendrían que ser lo verdaderamente importante y no el comercio con la música.
¿Un intérprete para ver en directo?
Es completamente diferente escuchar una pieza en directo que hacerlo en una grabación. No se puede reemplazar el directo, la comunicación que sucede. La música está hecha para ser escuchada en vivo. ¿Algún nombre?, Furtwängler, Frirtz Kreisler o Kleiber.
¿Una música que no sea clásica?
Me gusta toda la música que tiene verdad en su interior, la música es algo visceral. Me gusta el jazz, el blues, Otis Reading. La música buena no la comercial. ¡Se puede hacer música pop en menos de cinco minutos!. También me gusta mucho la música tradicional. En Transilvania el folclore es auténtico, tiene mucha historia y esta es muy completa. Está viva porque la gente la mantiene así desde hace muchos años. Bartók creció con ella y es el motivo por el motivo de su universalidad.
¿Algo para bailar?
No soy un gran bailarín –risas, recordando su último baile hace apenas unos días-. Me gusta el vals o el tango. En esos bailes existe conexión entre la música y el movimiento.
¿Un momento para recordar?
Tengo una gran historia. Cuando vivía en Rumania, hace muchos años, estaba de gira con el gran pianista Zoltan Kocsis. Somos de la misma edad e íbamos de Bucarest a otra ciudad muy alejada a dar un concierto. Pasamos toda la noche en el tren sin dormir, hablando. Era el último concierto de la gira. Dos horas antes de llegar a nuestro destino, Kocsis me dijo que él tenia que estar otra vez en Bucarest al día siguiente para tocar un concierto de Mozart. Decidía llamar al director de la orquesta de la ciudad a la que nos dirigíamos. Hay que entender que para aquella ciudad era todo un acontecimiento que Kocsis actuara allí por primera vez, había mucha expectación y la sala de conciertos estaba llena. Entonces, cuando la gente empezó a aplaudir al final de la última obra, ofrecimos un bis muy especial: de repente entró la orquesta al escenario y como propina tocamos un concierto para piano y orquesta de Mozart. Yo dirigía la orquesta y Kocsis tocaba el piano. El público no se lo podía creer. Creo que es una gran momento para recordar.
¿Otro para olvidar?
No es una cuestión de melancolía, pero desde que nací, y en lugar donde nací, hasta ahora todo ha cambiado. Tuve que marchar de mi país por motivos políticos para instalarme en Francia. De repente puse fin a treinta años de mi vida, rompí con todo lo anterior y empecé desde cero: como si no hubiera existido hasta ese momento. Tienes que hacerlo obligado por las circunstancias, no lo eliges. Dejas tu pasado, tu familia. Es una decisión importante. Aunque, ahora que lo pienso, no sé si todo esto es algo que tenga que olvidar.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es una personalidad extraordinaria, un hombre con carisma y sabiendo lo que hace.
Me encanta, le veo todos los años al dirigir al Encuentro de Música y Academia.

10:29 p. m.

 

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