ENTREVISTAS REALIZADAS POR EL MUSICÓLOGO GUSTAVO MORAL ÁLVAREZ

sábado, agosto 14, 2004

CARLOS MENA


“Hay una falta de didáctica muy grande en todos los festivales, y a veces también carencias artísticas” nos dice el contratenor Carlos Mena que el pasado viernes ofreció un concierto en el Festival Internacional de Santander.

El pasado viernes el contratenor Carlos Mena, de quien se ha dicho que es “revelación de la joven generación de contratenores” y a quien han deifinido como “una pura delicia por su gran emotividad, la calidad excepcional de su tesitura y la sensible inteligencia de sus interpretaciones”, visitó el Festival Internacional de Santander para ofrecer un concierto junto a la Orquesta Barroca de Sevilla.

Nos encontramos con él momentos antes del concierto, tras la prueba de sonido en la Sala Argenta y esperando, en su camerino, a la salida a escena. Carlos Mena habla rápido pero sus ideas sobre la música están claras y despejadas. Cada una de sus respuestas enlazaba reflexiones muy profundas y un conocimiento de su oficio inmenso y, sobre todo, osado para defender la parcela de su terreno: la música barroca.

Hace unos meses, desde la sección dominical ‘De Música’, les ofrecíamos la grabación realizada por Carlos Mena junto a Juan Carlos Rivera. Un disco en el que se recuperaban motetes, antífonas y partes de la misa escritas por Tomás Luis de Victoria y transcritas para contratenor, laúd y vihuela. “Mi postura sobre la grabación de discos es clara”, nos confía Mena al comenzar nuestra entrevista. “No me interesa grabarlos si no hay algo nuevo que decir o una interpretación realmente interesante. En el caso del disco de Victoria se mezclaban ambas motivaciones”. De hecho el material grabado es el resultado de una investigación emprendida por el musicólogo Pepe Rey. “Gracias al apoyo de Caja Ávila se recuperaron, transcribieron y editaron obras de Victoria que eran desconocidas y que se encontraban en la Brithis Libray. Hace falta más apoyo a los musicólogos para recuperar este tipo de obras”, añade. Fue en la presentación de estas partituras cuando Carlos Mena realizó un concierto con obras de Victoria “y tras dos años de trabajo salió el disco. La libertad de interpretar estas obras me permitió conocer un aspecto más de Victoria, acordes muy duros en determinados momentos con elementos casi un figuralistas que anticipan el barroco”.

A pesar de sus trabajos discográficos Carlos Mena conoce el peligro de las grabaciones. “Hay una tendencia por parte del público a querer escuchar en un concierto lo que han recibido en el disco. Y lo que es peor: intérpretes que quieren sonar sobre el escenario igual que en una grabación. Eso supone la castración del que escucha o del que interpreta. Lo que tenemos delante es una partitura y tenemos que buscar ahí las claves del sonido. El momento musical es el concierto, el disco tiene un valor documental muy importante pero no el valor emocional que hay en un concierto”.

Carlos Mena está especializado en música renacentista y barroca. Un tipo de repertorio que no siempre aparece reflejado en los escenarios en la mediada de lo deseable. “Tuvo su momento hace años. Las discográficas encontraron mucha música que no se había interpretado con criterios historicistas y algunos festivales aprovecharon ese tirón. Pero esta época de la historia de la música está aún por descubrir. La ópera barroca es un elemento muy importante y que supondrá un giro en el futuro”, vaticina el contratenor nacido en Vitoria. “Ya está sucediendo en Berlín o en Salzburgo, donde se está apostando fuerte. Pero la clave la tiene el público, no podemos luchar contra los organizadores, ellos con o sin criterio, programan lo que creen necesario”. También nos habló de “las posibilidades más abiertas de las obras barrocas” frente al “tradicionalismo” de la música clásica. “Está en manos de los organizadores que esta música se abra más. Hay mucha público que aún no la conoce y realmente puede disfrutar con ella. Además hay un déficit en los festivales españoles de producciones propias sobre obras barrocas, algo que sí se hace en Francia, Bélgica, Alemania...”

“No conozco especialmente a fondo el Festival Internacional de Santander”, nos dice. “Pero en general hay una falta de didáctica muy grande en todos los festivales, y a veces también carencias artísticas. La primera vez que fui a cantar San Francisco pensé que iba al ‘Far West’ a cantar música barroca. Pero el público recibía conferencias antes de los conciertos con explicaciones interesantes sobre la música que iban a escuchar. Esto no se hace en España. Creemos que con tener dinero para pagar a los músicos está todo hecho y eso es pan para hoy y hambre para mañana. Cambiar las cosas no es difícil de hacer ni tampoco más caro, pero exige algo de interés”.

Para Mena es clara la diferencia entre el público que acude a conciertos de música antigua frente a los que de otro tipo de espectáculos musicales. “Hay una masa de gente joven que no acude a los conciertos normalmente pero sí a los de barroca, pero hay mucha gente que se sorprende de lo directo que les llega es tipo de música y de la calidad que tiene. Desconocía que antes de Mozart hubiese algo”.

El registro de Carlos Mena, contratenor, no es la voz prototipo que el público de sala aprecia e identifica. Más bien es un registro que produce sorpresa y perplejidad a quien lo escucha por primera vez. “Es posible que haya encontrado barreras en este sentido anteriormente”, nos confiesa. “No todo el mundo conoce este tipo de voz ni tiene por qué respetarla. Pero las barreras a superar están dentro de cada uno. Yo no presto atención a las dificultades que me ponen la sociedad ni tampoco a las facilidades que me puedan dar: prefiero estar atento a lo que descubro de mi voz y de mi canto. Este es un instrumento que se mueve y experimenta continuos cambios”.

Para Mena las interpretaciones de repertorio barroco tienen mucho que ver con las de música contemporánea. “Los música de la orquesta están con la cabeza alta, mirando alrededor atentos a lo que ocurre. Existe un punto de reacción, casi de improvisación ante todas las articulaciones posibles en este repertorio y con instrumentos originales. Hay que tener esa perspectiva de libertad, de espacio, de verdadero contacto con los otros músicos. Casi como en el jazz”.

martes, agosto 10, 2004

PIERRE HANTAÏ


“Bach es el padre de la música”, afirma el clavecinista francés Pierre Hantaï

El clavecinista francés Pierre Hantaï visitó nuevamente el Festival Internacional de Santander para ofrecer, en esta ocasión, dos conciertos. El primero de ellos se produjo el pasado sábado en la Bien Aparecida con obras de Byrd, Couperin, Froberger y Bach. El segundo un día después en el Palacio de Festivales junto a Jordi Savall y Rolf Lislevand en un interesante concierto integrado por obras de Marin Marais, François Couperin y Mr.de Sainte-Colombe y titulado ‘La viola del rey Sol: música en tiempos de Marin-Marais’.

Es uno de los intérpretes de clave con más proyección del momento, y desde su juventud ha recogido el testigo de los grandes maestros de este instrumento como Arthur Haas o Gustav Leonhardt, de los que fue alumno. “El programa de este concierto es uno de los mejores que se puede hacer”, nos dice cuando nos encontramos con él refiriéndose al recital del pasado lunes. “Está configurado con obras de grandes músicos y voy a tocar con grandes intérpretes”, continúa refiriéndose a sus colegas sobre el escenario. “Es muy fácil tocar con ellos y me gusta cuando nos encontramos en un escenario”.

Hantaï es miembro y solista de ‘La Petite Bande’ y colabora frecuentemente junto a directores como Philippe Herreweghe o Sigiswald Kuijken. “Cada vez hay más y más público para la música barroca”, nos confiesa el clavecinista francés. “Cuando empecé hace años no era un estilo muy apreciado por la audiencia, la crítica o los medios de comunicación. Había poco repertorio para ser tocado en instrumentos originales. Pero se ha ido convenciendo a todo el mundo de que esta es la forma correcta de hacer la música barroca”. Sobre el público que escucha habitualmente el repertorio al que él se dedica, reconoce que es diferente al de otro tipo de música. “Es una cuestión de educación si prefieres a Bach o a Bellini”.

La perspectiva de las interpretaciones historicistas del repertorio barroco tiene mucho que ver con el afán investigador de directores e intérpretes, aunque éste no es el caso de Hantaï. “Sé que hay mucha música por descubrir pero creo que las obras y los escritos más importantes ya son conocidos. Mucha gente ha hecho el trabajo de investigación y yo no estoy particularmente interesado en la musicología. No encontraré la verdad en los textos aunque pueden ayudar a ello”. Recuerda el tiempo en el que los músicos no se interesaban en absoluto por la forma en la que la música estaba escrita, limitándose a aplicar los conocimientos aprendidos en el conservatorio sin buscar más allá. “No había tradición, pero poco a poco fuimos trabajando en el pasado y al final comprendimos que no sabíamos nada. Tenemos que cuidar las condiciones de la música adecuándolas al periodo en el que fueron escritas”.

Quisimos preguntar a Pierre Hantaï sobre las interpretaciones de música escrita para clave y que se realizan en piano. “Me encanta el piano”, nos dijo. “Y el tema que me propones es complicado. Hace años cuando Beethoven o Mendelsshon empezaron a interpretar a Bach en un piano había pasado poco tiempo desde la muerte del compositor. Ahora la perspectiva es distinta y muchas cosas han cambiado. Utilizar el instrumento adecuado para cada obra es una buena forma de aprender sobre la música, es más: el instrumento te puede enseñar el camino a seguir. Antes los compositores y los intérpretes trabajaban codo a codo junto a los luthiers aprendiendo unos de otros. Desafortunadamente esto no sucede hoy en día”.

Hantaï llegó al clavecín por elección personal. “Teníamos en casa un piano y una espineta”, recuerda. “Yo tocaba en ambos instrumentos sobre todo obras de Bach. También escuchaba en la radio a Leonhardt y quise seguir ese camino. Pero emplear el piano también es correcto, me gusta. Es mejor tocar en este instrumento las piezas de Bach si dominas lo que sucede al interpretarlas en el clave”.

Dada la particularidad de su instrumento, cada vez que emprende una gira Pierre Hantaï investiga sobre el mejor instrumento que puede conseguir. “Es muy difícil encontrar uno bueno. Tengo suerte cuando vengo al norte de España, tengo un amigo con un clavicordio holandés magnífico y puedo contar con él”.

En sus conciertos por todo el mundo ha conocido grandes auditorios y escenarios insospechados. “La verdad se esconde en la acústica del lugar en el que tocas. Para hacer buena música necesitas un buen intérprete, un buen instrumento y una buena acústica. En el pasado existían mejores condiciones acústicas, no había micrófonos... Hoy en día hay salas de conciertos buenas y malas. Puedes tocar para cientos de personas y que no escuchen nada o para miles y que se oiga todo perfectamente. En España hay salas de concierto con una acústica fantástica, al mismo nivel que las mejores del mundo, como las de Alemania o Japón. En Francia, en cambio, sucede todo lo contrario”.

Su discografía está integrada por obras de Gilles Farnaby, John Bull, Girolamo Frescobaldi, Johann Sebastian Bach, Domenico Scarlatti y Wolfgang Amadeus Mozart. Algunos de estos registros han sido distinguidos con premios tan importantes como “Charles Cros” o el “Gramophone Award”. “No me gusta grabar ni tampoco las grabaciones pero estoy siempre pensando en ellas. Grabar música es la mejor manera de aproximase a la perfección si es lo que quieres. Yo siempre grabo en la misma iglesia de Ámsterdam, buscando el mejor instrumento para cada pieza. En un concierto nunca me acerco tanto a lo que quiero lograr con una obra determinada”. De hecho Hantaï ha realizado en un lapsus de diez años dos grabaciones de las Variaciones Goldberg de Bach. “La primera recorrió el mundo y tuvo mucho éxito. Di tantos conciertos con esa obra que después de diez años sentía que cada vez tocaba las Goldberg de una forma más diferente a como aparecían en la grabación. Por eso las volví a grabar. Ahora estoy trabajando sobre Scarlatti, quiero registrar todo cuanto sea posible de este autor. Hay mucha música suya que no se conoce muy bien, ni siquiera por mis colegas de profesión”.

Por último quisimos que nos hablara de Bach. “Es el padre de la música”, sentenció. “Y como alguien dijo una vez: Dios debe mucho a Bach”.